"Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. "
Hebreos 6:10
miércoles, 21 de diciembre de 2011
viernes, 26 de noviembre de 2010
REFLEXIONES SEMANALES: ¿CÓMO ES TU MANERA DE HABLAR?
Una comida a la que le falta sal realmente es difícil de digerir, igualmente las palabras sin la sal del amor de Dios son imposibles de causar un impacto profundo en la vida de las personas, pudiendo en muchos casos herir, mentir, denigrar, odiar, etc.; nuestro compromiso personal debe encaminarse a controlar nuestras palabras de tal manera que sean siempre un testimonio de los cambios que Cristo está generando en nuestra vida.
Saludos y bendiciones
José Luis
-----------------------------
¿Cómo es tu manera de hablar?
Colosenses 4:6
“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.”
El gran estadista francés Richelieu (1585-1642) era conocido también como un hombre de gran cortesía. En una ocasión, alguien le solicitó un trabajo sabiendo que no se lo daría. La manera de hablar de Richelieu era tan cálida y expresaba tanta aceptación que valía la pena que le negasen a uno una petición sólo para escuchar con cuánta amabilidad se expresaba, aun cuando decía que no.
Todos podemos aprender de ese ejemplo. Especialmente los cristianos pues, siendo representantes de Cristo, debemos ser muy sensibles a las necesidades, al dolor y a las decepciones de los demás. Por ello de nuestra boca no deben salir palabras duras ni nuestra voz debe tener un tono áspero, ni siquiera cuando creemos que es necesario ser firmes. Cristo mora dentro de nosotros y, si nos sometemos a su control y a su amor, será evidente no sólo en lo que decimos, sino también en cómo lo decimos. Los gestos del cuerpo, las expresiones de la cara, el tono de la voz muchas veces dicen más que las palabras que salen por nuestras bocas.
Generalmente podemos tener una buena idea de la madurez espiritual de una persona por la manera como habla o actúa. Nunca debemos, con nuestras palabras o nuestros actos, subestimar a otros, ni hacerlos sentir que no son importantes. La Biblia dice en Filipenses 2:3:“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.” Nuestra naturaleza humana nos impulsa en sentido contrario a este consejo, pero el Espíritu Santo puede obrar en nosotros de manera que lleguemos a tener la tendencia a ser amables y considerados con los demás, aunque a veces tengamos que sacrificar nuestra propia comodidad. La clave es esta: “Estimar a los demás como superiores a nosotros mismos”. Si nos situamos en un nivel inferior no nos será difícil ser corteses y amables con esa persona, hablando con gentileza y consideración.
Aún en las ocasiones en que recibamos un mal trato, mostramos sabiduría cuando hablamos palabras suaves. Dice Proverbios 15:1-2: “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor. La lengua de los sabios adornará la sabiduría; mas la boca de los necios hablará sandeces.” Muchas veces la diferencia entre ser ofensivos o ser una bendición radica simplemente en la manera de hablar. La Biblia nos exhorta a exponer nuestras convicciones con firmeza pero con gentileza. El apóstol Pedro escribió: “Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.” (1 Pedro 3:15). La amabilidad y el respeto han de caracterizar nuestro testimonio a un mundo incrédulo. No debemos transigir en nuestro compromiso con Cristo, sino que hemos de estar preparados para contestar a cualquiera que nos pregunte acerca de nuestra esperanza de la manera más amable posible.
Yo tengo la tendencia a expresar mis opiniones con demasiado énfasis. En mi entusiasmo por comunicar una idea suelo hablar alto y gesticulando excesivamente. Como resultado, a menudo doy la impresión de que estoy enojado cuando en realidad no lo estoy. En más de una ocasión, personas allegadas a mí, me han llamado la atención al respecto. Yo estoy consciente de esto, y estoy tratando, con la ayuda del Señor, de mejorar en este aspecto. Y espero continuar mejorando hasta el punto de llegar a complacer el corazón de mi Padre celestial.
El pasaje de hoy nos enseña que debemos ser cuidadosos al hablar, que nuestras palabras deben ser siempre “sazonadas con sal”, es decir agradables y gentiles. ¿Cómo es tu manera de hablar? ¿Crees que con ella glorificas el nombre de Dios? ¿O piensas que necesitas algunos cambios en esta área, a la luz de esta enseñanza? Si es lo último, y tu corazón está dispuesto a cambiar, el Señor puede ayudarte.
ORACION: Bendito Padre celestial, te ruego me ayudes a ser un testimonio agradable a ti en mi manera de expresarme y actuar. Que yo pueda tratar a los demás con amor y gentileza, y que mis palabras y mi manera de hablar siempre te glorifiquen. En el nombre de Jesús, Amén.
Fuente: http://www.diostehabla.com/diaria.php
Colosenses 4:6
“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.”
El gran estadista francés Richelieu (1585-1642) era conocido también como un hombre de gran cortesía. En una ocasión, alguien le solicitó un trabajo sabiendo que no se lo daría. La manera de hablar de Richelieu era tan cálida y expresaba tanta aceptación que valía la pena que le negasen a uno una petición sólo para escuchar con cuánta amabilidad se expresaba, aun cuando decía que no.
Todos podemos aprender de ese ejemplo. Especialmente los cristianos pues, siendo representantes de Cristo, debemos ser muy sensibles a las necesidades, al dolor y a las decepciones de los demás. Por ello de nuestra boca no deben salir palabras duras ni nuestra voz debe tener un tono áspero, ni siquiera cuando creemos que es necesario ser firmes. Cristo mora dentro de nosotros y, si nos sometemos a su control y a su amor, será evidente no sólo en lo que decimos, sino también en cómo lo decimos. Los gestos del cuerpo, las expresiones de la cara, el tono de la voz muchas veces dicen más que las palabras que salen por nuestras bocas.
Generalmente podemos tener una buena idea de la madurez espiritual de una persona por la manera como habla o actúa. Nunca debemos, con nuestras palabras o nuestros actos, subestimar a otros, ni hacerlos sentir que no son importantes. La Biblia dice en Filipenses 2:3:“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.” Nuestra naturaleza humana nos impulsa en sentido contrario a este consejo, pero el Espíritu Santo puede obrar en nosotros de manera que lleguemos a tener la tendencia a ser amables y considerados con los demás, aunque a veces tengamos que sacrificar nuestra propia comodidad. La clave es esta: “Estimar a los demás como superiores a nosotros mismos”. Si nos situamos en un nivel inferior no nos será difícil ser corteses y amables con esa persona, hablando con gentileza y consideración.
Aún en las ocasiones en que recibamos un mal trato, mostramos sabiduría cuando hablamos palabras suaves. Dice Proverbios 15:1-2: “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor. La lengua de los sabios adornará la sabiduría; mas la boca de los necios hablará sandeces.” Muchas veces la diferencia entre ser ofensivos o ser una bendición radica simplemente en la manera de hablar. La Biblia nos exhorta a exponer nuestras convicciones con firmeza pero con gentileza. El apóstol Pedro escribió: “Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.” (1 Pedro 3:15). La amabilidad y el respeto han de caracterizar nuestro testimonio a un mundo incrédulo. No debemos transigir en nuestro compromiso con Cristo, sino que hemos de estar preparados para contestar a cualquiera que nos pregunte acerca de nuestra esperanza de la manera más amable posible.
Yo tengo la tendencia a expresar mis opiniones con demasiado énfasis. En mi entusiasmo por comunicar una idea suelo hablar alto y gesticulando excesivamente. Como resultado, a menudo doy la impresión de que estoy enojado cuando en realidad no lo estoy. En más de una ocasión, personas allegadas a mí, me han llamado la atención al respecto. Yo estoy consciente de esto, y estoy tratando, con la ayuda del Señor, de mejorar en este aspecto. Y espero continuar mejorando hasta el punto de llegar a complacer el corazón de mi Padre celestial.
El pasaje de hoy nos enseña que debemos ser cuidadosos al hablar, que nuestras palabras deben ser siempre “sazonadas con sal”, es decir agradables y gentiles. ¿Cómo es tu manera de hablar? ¿Crees que con ella glorificas el nombre de Dios? ¿O piensas que necesitas algunos cambios en esta área, a la luz de esta enseñanza? Si es lo último, y tu corazón está dispuesto a cambiar, el Señor puede ayudarte.
ORACION: Bendito Padre celestial, te ruego me ayudes a ser un testimonio agradable a ti en mi manera de expresarme y actuar. Que yo pueda tratar a los demás con amor y gentileza, y que mis palabras y mi manera de hablar siempre te glorifiquen. En el nombre de Jesús, Amén.
Fuente: http://www.diostehabla.com/diaria.php
miércoles, 24 de noviembre de 2010
ARTÍCULOS DE INTERÉS: SI NO EMPIEZO POR CREER, NO COMPRENDERÉ JAMÁS
“SI NO EMPIEZO POR CREER,
NO COMPRENDERÉ JAMÁS”
SAN ANSELMO
Por: Daniel Jara Jhayya
(estudiante de teología, del Seminario Sudamericano. Quito - Ecuador)
Cuenta una antigua anécdota universitaria que ante la exposición de Rudolph Bulttman acerca de la no resurrección de Jesús, un alumno de manera exasperada arguyó: “Profesor, ¿Cómo puede usted creer en Cristo si dice que no resucitó?, ¿Qué tipo de fe tiene usted?” a lo que Bulttman sabiamente respondió: “¿Quién de nosotros tiene más fe?, ¿Tú que crees, porque dices saber que es cierta la resurrección, o yo que a pesar de saber que no es cierta, la creo?
La fe, uno de los bienes más preciados de la Iglesia; durante años ha sido defendida como una certeza que no responde a razones, que no tiene porqué ser lógica ya que pertenece al ámbito de las convicciones. Ante lo cual muchas preguntas asaltan mi cabeza: ¿Si creemos que nuestras convicciones son ciertas, porqué no estamos dispuestos a ponerlas bajo el lente de la duda?, ¿Acaso consideramos tan frágiles nuestras verdades que tenemos miedo? Es decir: ¿Miedo a que sean desmanteladas?, pues en ese caso no creemos en lo que decimos creer.
La fe es aquello, una creencia que no puede ser comprobada, un paso que va más allá de nuestra comprensión, mas lo damos por confianza. Tan mendigo de respuestas es aquel que primero cree y luego comprende, que aquel que comprende y luego cree, el uno es un mendigo confiado, el segundo: un mendigo optimista.
¿Si no empiezo por creer, no comprenderé jamás? Es posible, pero es equivalente no creer, que materializar nuestra fe. Creer solamente porque estamos seguros que algo existe, se llama “Saber” y a fin de cuentas, no fuimos llamados a saber sobre Dios, sino a creer en Él.
REFLEXIONES SEMANALES: ¿ESTÁS CONSIENTE DEL PODER DE TU LINAJE?
En tiempos antiguos y en la actualidad en sistemas monárquicos, el linaje era y es muy importante para la nobleza en relación con la sucesión de títulos, propiedades y derechos; para nosotros como seguidores de Cristo, ese linaje nos transforma en parte de la familia de Dios y consecuentemente en herederos de las bendiciones del Padre por medio de su hijo, ese linaje nos da poder, del cual nos habla el texto de hoy.
Saludos y bendiciones
José Luis
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¿Estás consiente del poder de tu linaje?
1 Pedro 2:9
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable."
En una subasta llevada a cabo en un hipódromo de Miami, Florida, un potro de 2 años de edad fue vendido por la exorbitante suma de 16 millones de dólares, estableciendo un record como el caballo de más valor que se haya vendido jamás. El comprador espera que este caballo obtenga muchos premios para él, corriendo en futuras competencias. Lo más interesante del caso es que el potro no ha participado ni en una sola carrera en su vida. Lo que da este extraordinario valor al caballo es simplemente el hecho de contar entre sus antepasados con dos ganadores del famoso evento equino conocido como el Kentucky Derby. Es decir, no es lo que este pura sangre ha demostrado hasta ahora, sino el potencial que él pueda llegar a desarrollar, de acuerdo al linaje de donde proviene. Un experto en la materia dijo: Se puede apostar sin temor a equivocarse a que este caballo es material ganador en el Kentucky Derby. Y aquí se puede aplicar el conocido refrán “De casta le viene al galgo”.
Una de las tácticas más usadas por el enemigo de nuestras almas, es poner en nuestras mentes pensamientos y complejos de inferioridad. El sabe que el concepto que tengas de ti, será un factor primordial en el éxito y la felicidad que alcances en tu vida. Tú hablarás, actuarás y reaccionarás de acuerdo a la persona que tú crees que eres. Si te ves a ti mismo como incapaz, insignificante, poco atractivo o inferior, lo más probable es que lo que logres en tu vida estará a la altura de esos pensamientos negativos. Si, por el contrario, tienes una imagen positiva acerca de tu persona, si crees que eres capaz de lograr el éxito en lo que te propongas hacer, lo más probable es que triunfes en tu empeño.
De lo primero que tenemos que estar consientes los cristianos es que, al aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador, hemos pasado de ser esclavos a ser hijos de Dios, y por lo tanto sus herederos a través de la sangre de Cristo. Dice Gálatas 4:4-7: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.” Y Gálatas 3:29 nos afirma: “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.”
Esto debes creerlo de todo corazón, y enfrentarte a cualquier pensamiento de inferioridad con la verdad de la poderosa palabra de Dios. Cuando el enemigo trate de hacerte sentir inferior, cuando a tu mente lleguen pensamientos depresivos o que intenten crear un bajo concepto de ti mismo, recuerda lo siguiente: ¡Tú tienes sangre real! Como nueva criatura en Cristo, tú has heredado un nuevo linaje espiritual. Dios sabe que no eres perfecto, pero él ve en ti a una persona que ha sido redimida a precio de sangre. Mantén tu cabeza en alto y no olvides nunca que eres un hijo o una hija del Rey de reyes y Señor de señores.
El pasaje de hoy nos dice que somos linaje escogido, que somos pueblo adquirido por Dios. Esta es razón más que suficiente para que tengamos conceptos positivos de nosotros mismos. Al igual que ese caballo vale una fortuna, no por lo que ha hecho sino por la sangre que corre por sus venas, nosotros somos tesoros de valor incalculable para Dios, no por nuestros méritos sino porque fuimos comprados con la sangre de su Hijo. Y al igual que el comprador de ese caballo espera que él obtenga muchos premios en futuras competencias, nuestro Redentor espera que nosotros obtengamos grandes triunfos en nuestras vidas, para la honra y la gloria de su nombre. La Biblia nos asegura que “somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” (Romanos 8:37).
Declara con tus labios esta poderosa verdad, vive una vida de intimidad con tu Padre celestial y marcha adelante confiando en la victoria que espera a todos aquellos que han creído en Jesucristo como Salvador.
ORACION: Padre santo, gracias por la herencia preciosa que me has concedido por medio del sacrificio de tu Hijo. Ayúdame a estar consiente en todo momento de mi condición de hijo tuyo, y a declarar con autoridad que soy más que vencedor, cualquiera sean las circunstancias que me rodeen. En el nombre de Jesús, Amén.
Fuente: http://www.diostehabla.com/diaria.php
1 Pedro 2:9
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable."
En una subasta llevada a cabo en un hipódromo de Miami, Florida, un potro de 2 años de edad fue vendido por la exorbitante suma de 16 millones de dólares, estableciendo un record como el caballo de más valor que se haya vendido jamás. El comprador espera que este caballo obtenga muchos premios para él, corriendo en futuras competencias. Lo más interesante del caso es que el potro no ha participado ni en una sola carrera en su vida. Lo que da este extraordinario valor al caballo es simplemente el hecho de contar entre sus antepasados con dos ganadores del famoso evento equino conocido como el Kentucky Derby. Es decir, no es lo que este pura sangre ha demostrado hasta ahora, sino el potencial que él pueda llegar a desarrollar, de acuerdo al linaje de donde proviene. Un experto en la materia dijo: Se puede apostar sin temor a equivocarse a que este caballo es material ganador en el Kentucky Derby. Y aquí se puede aplicar el conocido refrán “De casta le viene al galgo”.
Una de las tácticas más usadas por el enemigo de nuestras almas, es poner en nuestras mentes pensamientos y complejos de inferioridad. El sabe que el concepto que tengas de ti, será un factor primordial en el éxito y la felicidad que alcances en tu vida. Tú hablarás, actuarás y reaccionarás de acuerdo a la persona que tú crees que eres. Si te ves a ti mismo como incapaz, insignificante, poco atractivo o inferior, lo más probable es que lo que logres en tu vida estará a la altura de esos pensamientos negativos. Si, por el contrario, tienes una imagen positiva acerca de tu persona, si crees que eres capaz de lograr el éxito en lo que te propongas hacer, lo más probable es que triunfes en tu empeño.
De lo primero que tenemos que estar consientes los cristianos es que, al aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador, hemos pasado de ser esclavos a ser hijos de Dios, y por lo tanto sus herederos a través de la sangre de Cristo. Dice Gálatas 4:4-7: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.” Y Gálatas 3:29 nos afirma: “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.”
Esto debes creerlo de todo corazón, y enfrentarte a cualquier pensamiento de inferioridad con la verdad de la poderosa palabra de Dios. Cuando el enemigo trate de hacerte sentir inferior, cuando a tu mente lleguen pensamientos depresivos o que intenten crear un bajo concepto de ti mismo, recuerda lo siguiente: ¡Tú tienes sangre real! Como nueva criatura en Cristo, tú has heredado un nuevo linaje espiritual. Dios sabe que no eres perfecto, pero él ve en ti a una persona que ha sido redimida a precio de sangre. Mantén tu cabeza en alto y no olvides nunca que eres un hijo o una hija del Rey de reyes y Señor de señores.
El pasaje de hoy nos dice que somos linaje escogido, que somos pueblo adquirido por Dios. Esta es razón más que suficiente para que tengamos conceptos positivos de nosotros mismos. Al igual que ese caballo vale una fortuna, no por lo que ha hecho sino por la sangre que corre por sus venas, nosotros somos tesoros de valor incalculable para Dios, no por nuestros méritos sino porque fuimos comprados con la sangre de su Hijo. Y al igual que el comprador de ese caballo espera que él obtenga muchos premios en futuras competencias, nuestro Redentor espera que nosotros obtengamos grandes triunfos en nuestras vidas, para la honra y la gloria de su nombre. La Biblia nos asegura que “somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” (Romanos 8:37).
Declara con tus labios esta poderosa verdad, vive una vida de intimidad con tu Padre celestial y marcha adelante confiando en la victoria que espera a todos aquellos que han creído en Jesucristo como Salvador.
ORACION: Padre santo, gracias por la herencia preciosa que me has concedido por medio del sacrificio de tu Hijo. Ayúdame a estar consiente en todo momento de mi condición de hijo tuyo, y a declarar con autoridad que soy más que vencedor, cualquiera sean las circunstancias que me rodeen. En el nombre de Jesús, Amén.
Fuente: http://www.diostehabla.com/diaria.php
ARTÍCULOS DE INTERÉS: SIGNOS DE LOS TIEMPOS
1 Adviento (A) Mateo 24,37-44
SIGNOS DE LOS TIEMPOS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
ECLESALIA, 24/11/10.- Los evangelios han recogido de diversas formas la llamada insistente de Jesús a vivir despiertos y vigilantes, muy atentos a los signos de los tiempos. Al principio, los primeros cristianos dieron mucha importancia a esta "vigilancia" para estar preparados ante la venida inminente del Señor. Más tarde, se tomó conciencia de que vivir con lucidez, atentos a los signos de cada época, es imprescindible para mantenernos fieles a Jesús a lo largo de la historia.
Así recoge el Vaticano II esta preocupación: "Es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de esta época e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose a cada generación, pueda responder a los perennes interrogantes de la humanidad sobre el sentido de la vida presente y futura...".
Entre los signos de estos tiempos, el Concilio señala un hecho doloroso: "Crece de día en día el fenómeno de masas que, prácticamente, se desentienden de la religión". ¿Cómo estamos leyendo este grave signo? ¿Somos conscientes de lo que está sucediendo? ¿Es suficiente atribuirlo al materialismo, la secularización o el rechazo social a Dios? ¿No hemos de escuchar en el interior de la Iglesia una llamada a la conversión?
La mayoría se ha ido marchando silenciosamente, sin sacar ruido alguno. Siempre han estado mudos en la Iglesia. Nadie les ha preguntado nada importante. Nunca han pensado que podían tener algo que decir. Ahora se marchan calladamente. ¿Qué hay en el fondo de su silencio? ¿Quién los escucha? ¿Se han sentido alguna vez acogidos, escuchados y acompañados en nuestras comunidades?
Muchos de los que se van eran cristianos sencillos, acostumbrados a cumplir por costumbre sus deberes religiosos. La religión que habían recibido se ha desmoronado. No han encontrado en ella la fuerza que necesitaban para enfrentarse a los nuevos tiempos. ¿Qué alimento han recibido de nosotros? ¿Dónde podrán ahora escuchar el Evangelio? ¿Dónde podrán encontrarse con Cristo?
Otros se van decepcionados. Cansados de escuchar palabras que no tocan su corazón ni responden a sus interrogantes. Apenados al descubrir el "escándalo permanente" de la Iglesia. Algunos siguen buscando a tientas. ¿Quién les hará creíble la Buena Noticia de Jesús?
Benedicto XVI viene insistiendo en que el mayor peligro para la Iglesia no viene de fuera, sino que está dentro de ella misma, en su pecado e infidelidad. Es el momento de reaccionar. La conversión de la Iglesia es posible, pero empieza por nuestra conversión, la de cada uno.
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
martes, 23 de noviembre de 2010
PARA EMPRESARIOS: SER AGRADECIDOS POR LAS BENDICIONES DE TRABAJO
CPEC Internacional
Maná del Lunes 22 de noviembre del 2010
Un servicio a la comunidad de negocios
SER AGRADECIDO POR LAS BENDICIONES DE TRABAJO
Esta semana millones de hombres, mujeres y niños de todo el mundo participarán - de una forma u otra - en una celebración anual del Día de Acción de Gracias. En los Estados Unidos es fiesta nacional, pero independientemente de cada país o cultura, siempre es apropiada la intención de expresar una acción de gracias.
La mayor parte de la gente que lee cada semana el "Maná del Lunes” tiene responsabilidades laborales, por lo que es bueno considerar el acto de acción de gracias en términos de nuestras vocaciones y carreras. El trabajo ha sido a menudo considerado como "un mal necesario", pero en realidad es cualquier cosa menos eso. Consideremos algunos de los aspectos positivos del trabajo:
1. El trabajo es un medio para expresarnos y usar nuestras habilidades, experiencia y talentos.
2. El trabajo puede ayudarnos al proporcionarnos propósito y significado para nuestras vidas.
3. El trabajo nos ofrece oportunidades para ir por nuestras pasiones - intereses apremiantes y lo que nos hace esperar con entusiasmo el inicio de un nuevo día.
4. El trabajo nos da las posibilidades de servir a los demás de múltiples maneras.
5. El trabajo nos permite cumplir con parte de nuestra vocación como miembros de la creación de Dios.
En el primer capítulo de la Biblia, leemos que Dios le dio a la humanidad una misión: "y los bendijo con estas palabras: Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo." (Génesis 1:28). Los teólogos se refieren a esto como el "mandato cultural", en el que Dios asigna la administración de la Tierra a los seres humanos.
En estos momentos en que muchas personas por todo el mundo tratan de recuperarse de los efectos de una economía mundial en problemas, o de no tener empleo o de encontrar que es necesario realizar trabajos muy por debajo de sus capacidades, el estar agradecido por tener trabajo puede ser un todo un reto. Pero, la mayoría de nosotros estamos ocupados y tenemos muchas razones para sentir y expresar agradecimiento por estarlo.
Por supuesto, cada trabajo tiene elementos que son menos de lo esperado. Para algunas personas, tener que asistir a reuniones, equivale a distraerse de la labor que disfrutan, para otros, las reuniones son la parte más significativa de su trabajo. Para algunas personas (como yo), escribir es un aspecto agradable de trabajo, mientras que otros prefieren hacer cualquier otra cosa menos escribir. Pero eso es lo que hace el trabajo tan intrigante: Ninguno de nosotros es un experto o está interesado en hacerlo todo. Nos necesitamos unos a otros con nuestras habilidades y experiencia, y así poder tener la satisfacción de ser parte de algo más grande que nosotros mismos.
Así que esta semana, al meditar sobre cómo y por qué estar agradecidos por su trabajo, tenga en cuenta lo que la Biblia dice:
El trabajo nos proporciona un medio para satisfacer nuestras necesidades. No se puede negar que a través del trabajo podemos tener los recursos para alimentos, ropa, vivienda y demás necesidades de la vida. El trabajo también nos da dignidad y un sentido de logro. "Al que trabaja, el hambre lo obliga a trabajar, pues su propio apetito lo estimula" (Proverbios 16:26).
El trabajo puede ser una fuente de gozo. Alguien dijo alguna vez: si le gusta lo que hace, entonces nunca ha "trabajado" un día en su vida. Si usted tiene un trabajo que se ajuste a sus intereses y habilidades, es una bendición especial. "He visto, pues, que nada hay mejor para el hombre que disfrutar de su trabajo, ya que eso le ha tocado." (Eclesiastés 3:22).
El trabajo es una oportunidad de servir a Dios. Nuestros talentos y habilidades, a pesar de que pudieron pasar años para perfeccionarlos, en última instancia, vinieron a nosotros como un regalo de Dios. "Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él…. Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo" (Colosenses 3:17, 23)
Robert J. Tamasy es vicepresidente de comunicaciones para el Legado de los Líderes, Inc., una corporación de no lucrativa en Atlanta, Georgia, E.E.U.U. Coautor, con David A. Stoddard, El Corazón de Mentor: 10 Principios Probados Para Que Las Personas Desarrollen Su Potencial Más Pleno (NavPress), y es el autor del libro recientemente publicado Negocios al Máximo - la Sabiduría Eterna de los Proverbios para los Negocios de Hoy (Rever Pret). Más información, vea www.theheartofmentoring.com o www.rivercitypress.net o www.bobtamasy.blogspot.com
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