viernes, 28 de mayo de 2010

REFLEXIONES SEMANALES: ¿EN CUÁL ESTACIÓN TE ENCUENTRAS?


La vida es como las estaciones del año y cada una trae nuevos retos, desafíos, sueños, el texto de hoy nos enseña que así como la naturaleza atraviesa las estaciones sin esfuerzo, confiando en esa fuerza divina que las controla, de la misma manera debemos nosotros esperar en Dios, sea cual sea la estación en la que nos encontremos, pues Dios está en control.

Saludos y bendiciones

José Luis
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¿En cuál estación te encuentras? 

Salmo 71:17-21


“Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, Y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir, y tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso. Tú has hecho grandes cosas; Oh Dios, ¿quién como tú? Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darme vida, y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra. Aumentarás mi grandeza, y volverás a consolarme.”


En la vida pasamos por diferentes etapas o estaciones desde el día que nacemos hasta el día que morimos, comenzando con la infancia, después la niñez, la juventud, la adultez y por último la vejez. Cuando somos jóvenes, estamos ansiosos por ser adultos. Cuando envejecemos, recordamos con nostalgia los años pasados. ¡Qué ironía! Pero Dios quiere que aceptemos con gozo cada una de las estaciones de la vida. Cualquiera que sea tu edad, él espera que tú le escuches, sigas sus instrucciones y aceptes las pruebas que él permite en tu vida, pues él te dará las fuerzas y el valor para pasarlas con éxito. Esta fue la experiencia del salmista, según declara en el pasaje de hoy.


A través de las tormentas que encontramos en nuestro caminar, Dios nos va puliendo y perfeccionando para lograr su propósito de hacernos conformes a la imagen de su Hijo (Romanos 8:29). Esto dice la Biblia en 1 Pedro 5:10: "Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca." Alguien dijo que “la experiencia es un sabio hecho a base de golpes y tropezones”. En el pasaje de hoy, el salmista lo confirma cuando, al dirigirse a Dios, le dice que a través de muchas angustias y males, “aumentarás mi grandeza.” 


Una mujer que estaba entrando en la etapa de la vejez preguntó al misionero J. Robertson McQuilkin: “¿Por qué Dios nos deja envejecer y debilitarnos?” McQuilkin pensó un momento y luego contestó: “Creo que Dios ha planeado que la fortaleza y la belleza de la juventud sean físicas. Pero la fortaleza y la belleza de la vejez sean espirituales. Poco a poco perdemos la fortaleza y la belleza que son temporales para que podamos concentrarnos en la fortaleza y la belleza que son eternas. Así estaremos deseosos de dejar la parte temporal y deteriorada de nosotros y anhelaremos nuestro hogar celestial. Si permaneciésemos jóvenes, fuertes y hermosos, tal vez nunca querríamos irnos.” El apóstol Pablo describe este proceso de la siguiente manera: “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.” (2 Corintios 4:16). Pero para que esta renovación interior se lleve a cabo, es necesario que el Espíritu Santo tome control de nuestras vidas y haga su obra de santificación.


¿Estás en la primavera de la vida? Confía en el tiempo de Dios para realizar tus sueños. ¿Estás en el verano o el otoño de la vida? Continúa depositando tu confianza en Dios, pues él está trabajando en medio del sofocante calor o la pérdida de las hojas, para lograr algo muy lindo en ti. Y si ya sientes el frío del invierno, mantente firme, pues “el que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.” La presencia de Dios puede hacer que cada una de las estaciones de la vida sea de fortaleza y belleza. Disfruta plenamente la vida que Dios te dio. Cada etapa tiene su encanto, regocíjate en cada una de ellas.


ORACION: Dios de amor y de misericordia, gracias por la esperanza que tu palabra nos ofrece de que tú estás en control de todas y cada una de las etapas, momentos y circunstancias de mi vida. Ayúdame a someterme a la dirección de tu Santo Espíritu para poder disfrutar plenamente de cada estación por la que tengo que pasar. En el nombre de Jesús, Amén.



Fuente: http://www.diostehabla.com/diaria.php

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