martes, 17 de agosto de 2010

REFLEXIONES SEMANALES: Cuando DIOS TE HABLA, ¿CÓMO RESPONDES?


Cuenta la historia que un andinista en su proceso de subir a la cumbre de una alta montaña, resbaló y cayó en un profundo abismo, como estaba atacando la cumbre en la noche no podía ver que había debajo de la cuerda que lo mantenía suspendido en el aire, entonces escuchó una voz que le decía que era Dios que confiara en él y que hiciera lo que le pedía, entonces luego de una silenciosa pausa, la voz nuevamente se escuchó y le decía que corte la cuerda, tal idea le pareció una locura y un suicidio al andinista que al haber caído varios metros no pisaba nada debajo de sus pies, dejándose vencer por la duda, pensando que estaba en un estado de delirio o locura, decidió no hacer caso a la voz que le repetía que cortara la cuerda, decidiendo tratar de sobrevivir la noche a ver si alguien le rescataba al día siguiente; tal cosa no sucedió pues esa noche nevó tan fuerte que a la mañana siguiente encontraron su cuerpo sin vida, a solo 2 metros de suelo seguro. Por eso es importantísima la pregunta que se nos plantea en el relato del día de hoy, meditemos en él y decidamos seguir voluntaria y obedientemente las instrucciones que Dios nos da de diversas maneras.

Saludos y bendiciones

José Luis
------------------------

Cuando Dios te habla, ¿cómo respondes?
Salmo 81:8-16 
“Oye, pueblo mío, y te amonestaré. Israel, si me oyeres, no habrá en ti dios ajeno, ni te inclinarás a dios extraño. Yo soy Jehová tu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto; abre tu boca, y yo la llenaré. Pero mi pueblo no oyó mi voz, e Israel no me quiso a mí. Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos. ¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si en mis caminos hubiera andado Israel! En un momento habría yo derribado a sus enemigos, y vuelto mi mano contra sus adversarios. Los que aborrecen a Jehová se le habrían sometido, y el tiempo de ellos sería para siempre. Les sustentaría Dios con lo mejor del trigo, y con miel de la peña les saciaría.”

Dios habló en muchas ocasiones a su amado pueblo de Israel. A través de los profetas les dio claras instrucciones de lo que debían hacer con el fin de obtener las bendiciones que él tenía preparadas para ellos. En este pasaje, Dios les recuerda que él fue el que los sacó de la esclavitud en la que se encontraban en Egipto. Sólo por esto, debieron haber estado eternamente agradecidos al Señor, pero no lo estaban pues no actuaban con el propósito de agradarle, sino todo lo contrario, escuchaban su exhortación y la ignoraban, desobedecían, caminaban en sentido contrario al indicado y hacían lo que les venía en gana. Dios les mandó que no adoraran a otro dios que no fuera él, y ellos se hicieron estatuas e imágenes y las adoraron. Les ofreció absolutamente todo lo que necesitaban, de gratis, sin apenas esfuerzo de su parte. “Abre tu boca, y yo la llenaré”, les dijo. En otras palabras: “Simplemente dime lo que necesitas, e inmediatamente será satisfecha tu necesidad”. Pero como había una condición previa, que era la obediencia, ellos decidieron despreciar los ofrecimientos de Dios, pensando que podían auto abastecerse ellos mismos. Por lo tanto no necesitaban la ayuda del Señor.
Por eso Dios decidió apartarse a un lado, y los dejó que siguieran sus propios caminos. No escucharon y “caminaron en sus propios consejos.” Los resultados son conocidos por todos aquellos que han seguido en la Biblia la historia del pueblo de Israel. El pasaje de hoy termina con una relación de todo lo que Dios tenía preparado para ellos, pero que se perdieron: sus enemigos hubieran sido destruidos o sometidos a ellos; no les hubiese faltado alimento de la mejor calidad, y por siempre hubiera sido su comunión con Dios, y su eterna protección y cuidado. En Isaías 48:18, Dios resume todas estas consecuencias:“¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar.”
¡Qué tontos, verdad! Cuando pensamos por un momento en lo bien que hubiesen vivido los israelitas con sólo seguir las instrucciones de Dios, no entendemos su actitud. Ahora bien, aquellas mismas instrucciones están vigentes en la actualidad para el pueblo de Dios. Y todo aquel que ha aceptado a Jesucristo como salvador, es parte de ese pueblo. Dios nos habla ahora por medio de su Palabra, y a través de su Santo Espíritu, el cual da testimonio a nuestro espíritu. Nos habla también a través de otras personas, o por las circunstancias que nos rodean, las cuales él mueve de forma providencial, nos llega incluso a través de textos que alguien nos envía. De alguna manera el mensaje divino va a llegar a nosotros, y entonces depende de nosotros seguir las instrucciones y recibir las bendiciones, o desobedecer como los israelitas, y perdernos todas las cosas lindas que nuestro Padre celestial desea darnos. 
Hay muchas maneras en las que podemos responder cuando Dios nos habla. Por ejemplo: “No tengo tiempo, estoy muy ocupado”; “Quizás mañana”; “No creo que sea capaz”; “Tengo miedo”; “No quiero”. Cualquiera de estas respuestas nos llevará en el mismo camino de fracaso y desdicha que recorrieron los israelitas. Si por el contrario, respondemos como el profeta Isaías:“Heme aquí, envíame a mí.” (Isaías 6:8), o como el apóstol Pablo en el camino a Damasco: “Señor 
¿qué quieres que yo haga?” (Hechos 9:6), o de cualquier otra forma positiva, con toda seguridad disfrutaremos de una vida de paz, gozo y tranquilidad en la que nuestro Padre celestial nos colmará de todo tipo de bendiciones. Todo depende de la manera en que respondamos.

ORACION: Padre santo, te ruego me des discernimiento espiritual para escucharte cuando me hables, y aumenta mi fe para obedecer tus instrucciones, y así poder disfrutar de tus muchas bendiciones. En el nombre de Jesús, Amén.

No hay comentarios: