viernes, 12 de noviembre de 2010

ARTÍCULOS DE INTERÉS: UNA IGLESIA QUE MUERE


UNA IGLESIA QUE MUERE


¿Cómo rastreas la muerte de una iglesia?

Pasa tan lentamente que muy pocos llegan a darse cuenta a tiempo.

Al principio de esta muerte habrán unas pocas personas en la congregación a quienes no les agradará el pastor o se resienten con él por alguna razón.
Ese sentimiento personal llega a convertirse, de alguna forma, en la preocupación central de esas personas. Controla su pensamiento racional y los vuelve crueles y vengativos.

Muy pronto este odio se vuelve muy grande como para que lo mantengan ellos solos así que empiezan a esparcir esos sentimientos negativos hacia otros. Pronto esas otras personas siguen esparciendo estos sentimientos habiéndoles sumado algunos de los suyos propios. Las líneas telefónicas se saturan de rumores, insinuaciones y mentiras.

Es en este punto en el que Satanás realmente se entromete. Lentamente y con insinuaciones roba todo el amor de sus corazones. Lo remplaza con venganza, odio y vacío.

Estas personas ya no llegan más a la iglesia a adorar. Ellos llegan para encontrar fallas y apuntar con el dedo. Ellos siguen asistiendo a la iglesia y a algunas de las actividades pero solo lo hacen para ser vistos y para mirar alguna otra cosa que les disguste. Para este punto han olvidado como adorar y honrar a Dios.

Una iglesia que está muriendo todavía tiene algunos cristianos que son fieles a su estudio de la Palabra, a sus diezmos y la asistencia regular. Pero luego de poco tiempo, ellos empiezan a sentirse cansados por tener que luchar contra el negativísimo de otros sino que de alguna forma, como si tuvieran que defender cada una de sus acciones.

Cualquier programa nuevo o cualquier idea innovadora es sofocada y a menudo muere por falta de apoyo. Los opositores siempre cuestionan el cambio. Ellos parecen tener miedo de hacer algo para alcanzar a las generaciones actuales. Las familias jóvenes no son atraídas a una iglesia agonizante porque el futuro no está ahí, es el pasado lo que gobierna.

Luego de algunos años de estar patojeando en este estado agonizante, Satanás detiene su obra directa en esa iglesia y se sienta a observar. Su trabajo está hecho. La intranquilidad y el odio han sido finalmente plantados en medio de la iglesia. Mientras el se sienta a esperar el fallecimiento de esta iglesia, la ira y el resentimiento crecen.

Esta gente ahora está enfocada en algo muy lejano a la adoración. Ellos quieren que las cosas se hagan a su manera personal. No hay oración involucrada en este punto, solo conveniencias personales. Los miembros empiezan a irse, incluso algunos de los pastores también. Cada vez se mantienen menos y menos programas por falta de apoyo. La situación financiera alcanza su peor punto de crisis.

Que triste es mirar a una iglesia en ese proceso de muerte. Las maravillosas instalaciones están vacías excepto por uno o dos días a la semana. La gente llega y se va de los cultos los domingos con sus ceños fruncidos, apurados para salir a comer. El ministerio infantil disminuye, la sala cuna está vacía. Entonces los cultos de la tarde son cancelados. Ya no hay más compañerismo en la iglesia.

¿Puede una iglesia ser salvada cuando ha llegado a este punto?  Solo Jesús puede resucitar, solo Dios puede salvar una iglesia, pero el debe primero esa iglesia debe permitir que él esté presente en medio de ella.

Dios debe ser el centro de todas las cosas, cuando es así, hay esperanza. Dios nos prometió que donde sea que varias personas se reúnan EN SU nombre, él estará ahí.
Dale la bienvenida, recíbanlo una vez más en sus corazones y en sus servicios. Enfóquense otra vez en la única razón de la verdadera adoración, la salvación de Dios a través de Su Hijo.

Satanás ama las victorias. La mejor victoria para él sería ganar por sobre toda una congregación, sacando a Dios del medio de ellos.

No dejes que tu iglesia muera. Levanta a tus miembros en oración. No seas parte del molino de rumores. Ora por las diferencias personales que tengas con alguien, guardándotelas para ti mismo. Cuando escuches un rumor desagradable sobre alguien, ponle un alto, no animes a que siga. Aporta con nuevas ideas para el avance de la iglesia. Se fiel, no solo con tu presencia, sino también con un espíritu amoroso, con tus diezmos y con tu compasión. Y siempre, en todas las cosas, pon a Dios primero.

Enviado por David Dávalos (Lic. en Teología, Pastor en Galápagos).

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