jueves, 11 de noviembre de 2010

REFLEXIONES SEMANALES: ¿PUEDES REGOCIJARTE SIEMPRE?


La pregunta del texto de hoy, en un mundo de carreras, problemas, desafíos, logros parece no tener cabida, lo cierto es que, al ser seguidores de Cristo, el gozo en toda situación no es una opción sino una responsabilidad que tiene su fundamento en la estrecha relación con Cristo, esa es una real vida de victoria.

Saludos y bendiciones

José Luis
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¿Puedes regocijarte siempre? 

Romanos 5:1-5

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.”




El conocido escritor y pastor norteamericano Lloyd Ogilvie contó en una ocasión acerca de un amigo cristiano que estaba física y emocionalmente agotado debido a presiones extremas. Se encontraba inmerso en un estado de ánimo depresivo. Cuando Ogilvie le preguntó cómo estaba, dijo sobriamente: “Bueno, está claro que el gozo no es una opción.” Ogilvie contestó: “¡Tienes razón! El gozo no es una opción. ¡Es tu responsabilidad!” Sorprendido, el amigo replicó: “Hablas del gozo como si fuera un deber.” Ogilvie contestó: “Otra vez tienes razón.” Entonces le explicó que tenemos el deber ante Dios, ante nosotros mismos y ante los demás de vencer nuestros estados de ánimo y luchar hasta alcanzar el gozo. Lo más probable es que en muchas ocasiones, no podamos lograrlo por nuestras propias fuerzas, pero tenemos el poder de Dios a nuestra disposición. Cuando Jesús les dijo a sus discípulos que en el mundo encontrarían aflicción, les dijo también: “...pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33). 


En el pasaje de hoy, el apóstol Pablo menciona varias razones por las cuales todo creyente debe sentir gozo: tenemos paz con Dios mediante Jesucristo, tenemos acceso a la gracia y la esperanza de una gloria futura, y tenemos la seguridad de que el resultado de la tribulación es paciencia, la cual a su vez refuerza el carácter y conduce a la esperanza. Y esa esperanza no avergüenza, “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.”Varios años más tarde, Pablo pudo poner en práctica esta enseñanza, encontrándose preso en una cárcel romana, a la espera de una muerte casi segura. Desde allí escribió una carta a la iglesia de Filipos, sabiendo que a ellos, que estaban comenzando el camino cristiano, les esperaban días muy difíciles de peligros y persecuciones. En esta carta, Pablo les dice: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4:4). 


Sin duda vamos a sentir tristeza cuando nos encontremos en medio de una prueba, esto es natural, pero si dejamos que la tristeza se apodere de nosotros, estaremos a un paso de una depresión y luego una total desesperación, cuando ya se ha perdido toda esperanza. El mismo Jesús, a pocas horas de su muerte en la cruz se sintió muy triste. Allí les dijo a sus discípulos: "Mi alma está muy triste, hasta la muerte..." (Mateo 26:38). Pero el Señor conocía la fuente de gozo y de fortaleza. Y allí mismo se postró y clamó al Padre tres veces, sometiendo a él su voluntad, y Dios envió un ángel para fortalecerlo (Lucas 22:43). Entonces se puso de pie, listo para enfrentarse al martirio del Calvario. Tiempo después, el autor de la carta a los Hebreos escribió: "... puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz..." (Hebreos 12:2). Nuestro Señor confió que después de la prueba vendría el gozo. Por eso, hoy él te dice: “Confía”.


El gozo del cristiano es independiente de todo lo terrenal porque tiene su fuente en la continua presencia de Cristo. El Espíritu Santo produce su fruto en nuestras vidas, y la paz y el gozo de Dios se manifiestan en medio de la más dura de las pruebas, cuando buscamos su presencia. “En tu presencia hay plenitud de gozo”, dice el Salmo 16:11. Si te encuentras triste en estos momentos, sólo tienes que pedir a Dios que llene tu corazón de su gozo y de su paz. Confía, y tu vida cambiará totalmente.




ORACION: Padre santo, me postro delante de tu trono de gracia, trayendo ante ti mi tristeza y mi desaliento. Te pido que me llenes de tu santa presencia, porque en ella hay plenitud de gozo. En el nombre de Jesús, Amén.



Fuente: http://www.diostehabla.com/diaria.php

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