lunes, 12 de abril de 2010

ESTUDIOS BÍBLICOS EN LAS IGLESIAS EN CASAS: UNA IGLESIA PROSPERA. PARTE III

Iglesia “Cristo en Casa”
Gabriel y Fabiola Gil, Pastores



Tomado del estudio “El plan de Dios para la prosperidad” de Fred Price,
Biblia de Estudio Plenitud, Editorial Caribe 1994

Resumen.
1. La ley de la reciprocidad divina (Lucas 6:38).
2. La prosperidad es un resultado (3ª Juan 1:2).
3. Feliz, santo, saludable y en paz (Salmos 35:27).
4. Las cosas se usan, no se aman (Marcos 10:17-27)
5. Las riquezas son una responsabilidad (1ª Timoteo 6:17)
6. Las riquezas no son para confiar en ellas (Filipenses 4:12-13)


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7. Prosperados para Bendecir (Deuteronomio 8:18).
Este texto nos dice que la riqueza existe para verificar el pacto, y no debe ser malgastada egoístamente. Obviamente, Dios desea que nuestras necesidades sean satisfechas y quiere saciar los deseos de nuestro corazón, pero una vez satisfechas nuestras necesidades y saciado nuestro corazón, ¿qué debemos hacer con el excedente de sus bendiciones? Dios quiere que usemos nuestra abundancia para bendecir a otros.
Dios quiere que tengamos riquezas, pero el dinero es sólo una parte de ellas. Una persona puede tener millones y aún así ser pobre en salud, paz y amistades verdaderas. La riqueza es más que dinero y posesiones. Necesitamos la sabiduría: 1) Para recibir el pacto de prosperidad de Dios (recibir fortuna sin que ella nos controle); y 2) Para apreciar su alcance y propósito de nuestras vidas: Que la salud, las riquezas y la amistad nos ayuden a servir a otros. La prosperidad prometida por Dios en su pacto siempre es un medio para alcanzar un gin y no un fin en sí misma.


8. Vida en Abundancia (Juan 10:10).
El pacto de Dios con la humanidad provee vida en abundancia. Desde el comienzo mismo de los tiempos, las Escrituras nos muestran a Dios queriendo nuestra prosperidad y felicidad. En Génesis, se nos revela a Dios creando todas las cosas y declarando que todo era bueno. Luego, dio esta tierra bella y abundante a Adán, y le concedió que ejerciera dominio sobre todo lo creado (Gn. 1:28). El plan de Dios desde el principio fue enriquecer y hacer prosperar al ser humano. Aquí (Juan 10:10) Jesús declara su intención de recobrar y restaurar lo que el Padre ofreció al ser humano; y destruir el intento del diablo de estorbar las bendiciones que Dios dispensa a sus criaturas.


9. Se exige Responsabilidad en el plan de Prosperidad de Dios (Salmos 1:1-3).
“Y todo lo que hace, prosperará”. Esto incluye todo: Familia, hijos, matrimonio, negocio, empleo, salud. Significa que Dios desea cumplir lo que dice: Todo prosperará.
Pero ninguna promesa de Dios está exenta de alguna acción responsable de nuestra parte. Nadie prosperará mientras no comience a hacer lo que Dios dice. Mucha gente desea los resultados prometidos sin el compromiso responsable que le acompaña. Pero ninguno de nosotros ganará algo que valga la pena instantáneamente. No esperes que las respuestas divinas se ajusten a tu itinerario. Recuerda que sus respuestas llegan cuando pones su Palabra en acción. Así como un período de intenso estudio precede a un título universitario, a través de la paciente búsqueda de su promesa podemos esperar que la Palabra de Dios madure en nuestras vidas.

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