miércoles, 7 de abril de 2010

ESTUDIOS BÍBLICOS EN LAS IGLESIAS EN CASAS: UNA IGLESIA PRÓSPERA. PARTE II

Iglesia “Cristo en Casa”
Gabriel y Fabiola Gil, Pastores



Tomado del estudio “El plan de Dios para la prosperidad” de Fred Price,
Biblia de Estudio Plenitud, Editorial Caribe 1994



Resumen.
1. El plan de prosperidad incluye el diezmo (Malaquías 3:8-10).
2. La ley de la reciprocidad divina (Lucas 6:38).
3. La prosperidad es un resultado (3ª Juan 1:2).

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4. Feliz, santo, saludable y en paz (Salmos 35:27).
¡Dios se alegra cuando sus siervos prosperan! La palabra hebrea, traducida en este pasaje por paz está llena de significado: “seguridad, felicidad, salud, prosperidad, plenitud”. Cuando nuestras necesidades son satisfechas tenemos paz. Piensa cómo debe agradar a Dios que nosotros, sus hijos e hijas, prosperemos en todos los aspectos de la vida.

5. Las cosas se usan, no se aman (Marcos 10:17-27)
Dios no se opone a que los cristianos posean cosas materiales. Sin embargo, se opone a que las cosas materiales “posean” o dominen a los cristianos. En este pasaje, el joven rico había guardado la Ley toda su vida, pero sus riquezas lo dominaban; no fue capaz de renunciar a las cosas materiales, ni siquiera con el fin de obtener la vida eterna. No hay razón para dudar de que si hubiese estado dispuesto a desprenderse de aquellas cosas, Jesús le habría dicho que las guardara. Este episodio constituye un ejemplo triste de lo que puede pasar cuando la gente pone su confianza en los bienes materiales, en vez de depositarla en Dios, quien las da.

6. Las riquezas son una responsabilidad (1ª Timoteo 6:17)
Este versículo aclara mucho del mal entendimiento que existe acerca de la adquisición o posesión de bienes materiales. Pablo nos dice que no confiemos en lo incierto de las riquezas. Aquí, la palabra “esperanza” (griego elpizo) significa “esperar” o “tener una esperanza de algo”. Nosotros no debemos depositar nuestra esperanza en las riquezas, o esperar que ellas nos traigan seguridad o liberación. ¿Por qué el apóstol nos dice eso? Porque las riquezas son en verdad transitorias. Los valores cambian, y las riquezas terrenales representan solamente un valor pasajero. Lo que tiene valor ahora podría no ser valioso mañana; de ahí que lo sabio sea depositar nuestra confianza, es decir, nuestra esperanza, solamente en Dios; creer que Él hará provisión para nosotros. Aún más, nunca debemos permitir que la posesión de riquezas nos haga pensar que somos mejores que los demás, o que ello nos da el derecho de ser irresponsables o negligentes. Es una responsabilidad, una seria responsabilidad, ser dueños de una riqueza muy grande; y siempre debemos recordar que “a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará” (Lucas 12:48).

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