lunes, 31 de mayo de 2010

SERMÓN DOMINICAL: DIOS QUIERE QUE TRIUNFES EN LA VIDA, ¿Y TÚ?

Iglesia “CRISTO EN CASA”
Gabriel y Fabiola Gil, Pastores

Domingo 30 de Mayo del 2010

DIOS QUIERE QUE TRIUNFES EN LA VIDA, ¿Y TÚ?
Por, Mtr. Gabriel Gil Arancibia. Pastor Principal, profesor, escritor y conferencista.


INTRODUCCIÓN
El mensaje de la Biblia es claro, lo he dicho en varias ocasiones. He enseñado esto en las reuniones de iglesias en casas, en las reuniones dominicales, en conversaciones privadas con algunos de ustedes, en consejerías matrimoniales, en charlas pre-matrimoniales, en fin, creo que he dicho esto hasta el cansancio: DIOS QUIERE QUE SEAMOS FELICES, DIOS QUIERE QUE TENGAMOS ÉXITO, DIOS QUIERE QUE TRIUNFEMOS EN LA VIDA. ¿Cuántos creen esto?

Lo que estoy diciendo aquí se trata de un verdad bíblica fundamental que poco es predicada, enseñanada y estudiada. Me refiero a la doctrina del éxito.

1. ¿QUÉ DICE LA BIBLIA?
La Biblia hable por sí misma. El gran predicador del siglo 19, Charles Spurgeon dijo: “No me preocupa lo que no entiendo de la Biblia, me preocupa lo que entiendo de ella, y la Biblia es fácil de entender”.

Jeremías 29:11, “Sé muy bien lo que tengo planeado para ustedes, dice el Señor,  son planes para su bienestar, no para su mal. Son planes de darles un futuro y una esperanza”. ¿Qué te dice este texto?

Juan 10:10, “Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia”. ¿Qué te dice este texto?

1 Pedro 3:9, “Sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición”. ¿Qué te dice este texto?

En realidad son miles los versículos bíblicos que nos dicen que el deseo de Dios es que su pueblo triunfe, tenga éxito. Pero, ¿cómo encontrarlos? Leyendo y estudiando las Sagradas Escrituras.

2. MEA CULPA – LA IGLESIA
Lastimosamente la iglesia no ha contribuido mucho en la formación de una cociencia del triunfo. Al parecer, nos quedamos fascinados con el Cristo crucificado, pero olvidamos que Él triunfó sobre la muerte y resucitó, venciendo a la tumba que lo tuvo aprisionado por casi tres días.

Ahora bien, si Cristo venció la muerte, también nosotros podemos vencer cualquier prueba, circunstancia o problema que se nos presente. Fue Criso quien dijo: “Les digo la verdad: El que cree en mí, también va a hacer las obras que yo hago. Y hará obras más grandes...” (Juan 14:12).

Los discípulos de Cristo podemos triunfar sobre la vida, podemos conquistar el éxito, podemos prosperar y salir adelante cualquiera sea las circuntancias en las que vivamos. La Biblia dice, “Puedo enfrentar cualquier situación porque Cristo me da el poder para hacerlo” (Filipenses 4:13).

La iglesia ha pecado al no enseñar a sus feligreses esta importante verdad. Necesitamos cristianos triunfantes, felices, exitosos. El mundo de hoy nos enseña pesimismo, crítica, derrota, frustración, sufrimiento y muerte. La iglesia debe enseñar que en Cristo es posible un mundo mejor, una vida mejor, un futuro mejor.

3. PERO, ¿EN VERDAD QUIERES TRIUNFAR EN LA VIDA?
Esta pregunta parece innecesaria, pero el ser humano es complejo por naturaleza y, a pesar que alcanzar nuestros sueños, metas u objetivos en la vida es bueno, nos reprimimos, nos limitamos y nos auto-boicoteamos; es decir, somos nosotros mismos los peores enemigos de nuestro triunfo.

Ejemplos: El esposo que sabe que su esposa necesita atenciones especiales como palabras cariñozas, besos y abrazos, pero no lo hace. La esposa que sabe que a su esposo le gusta que lo respeten, lo admiren y reconozca su liderazgo, pero no lo hace. El estudiante que sabe que estudiando duro y siendo aplicado en sus tareas logrará el título universitario que tanto desea, pero no lo hace. El cristiano/a que sabe que al orar, leer la Biblia y practicar las disciplinas espirituales acrecentará su relación con Dios, pero no lo hace.

En síntesis, somos personas diseñadas por Dios para triunfar en la vida, pero nosotros mismos nos robamos el éxito. ¿Será que Cristo al hablar del ladrón se refería a nosotros, los seres humanos? (Juan 10:10, “El ladrón roba, mata y destruye”). Es muy probable que Cristo vino a rescatarnos de nosotros mismos.

Reconozcamos que nuestra vida sin Cristo es un desastre. Nuestros matrimonios, nuestra relación con nuestros hijos, nuestros trabajos, empresas y negocios, nuestras metas personales o familiares marcharían mejor si tanto sólo le diéramos el control a Dios. Él quiere que vivamos una vida abundante; es decir, una vida de éxito, de triunfos, de logros, pero... ¿Por qué algunos cristianos logran este tipo de vida y otros no?

La respuesta es sencilla: Todo radica en el querer y hacer.

Hay personas que quieren tener un matrimonio feliz, pero hacen muy poco para que este sueño se realice. Hay otras que quieren tener una relación más profunda con sus hijos, pero hacen casi nada para conseguirla. Otras personas quieren triunfar en los negocios, pero hacen muy poquito para lograr esto. Y así podríamos seguir enumerando cientos de ejemplos.

Lo que quiero es que no olvide esto: Si tu quieres, puedes.

CONCLUSIÓN.
El título de este sermón es, “Dios quiere que triunfes en la vida, ¿y tú?”. Pues bien, hay un pasaje en los Evangelios que ilustra muy claramente esto. El solo leerlo nos ayudará a interiorizar este mensaje en nuestros corazones y aplicarlo a nuestras vidas:

“Sucedió que estando Él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres puedes limpiarme. Entonces, extendiendo Jesús la mano, le tocó diciendo: Quiero, sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él” (Lucas 5:12-13).

Amigos, hermanos y discípulos, Dios quiere limpiar tu vida, tu matrimonio, tus finanzas, tu mente y alma. Él quiere sanar lo que está enfermo, Dios quiere que triunfes en la vida. Él lo dijo: QUIERO, SÉ LIMPIO. Puedes escuchar su voz decirte: Quiero restaurar lo que está roto, Quiero curar lo que está herido, Quiero llenar lo que está vacío.

FINALMENTE: Dios está dispuesto a bendecirnos, a llevarnos al éxito, pero somos nosotros los que obstaculizamos la bendicón del Señor. Hagamos como el leproso, seamos humildes y postremos nuestros rostros ante Dios pidiendo su ayuda diciendo: “Señor, si quieres puedes ayudarme a triunfar en la vida”.

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