martes, 1 de junio de 2010

REFLEXIONES SEMANALES: ¿LOS DESEOS DE LA CARNE O LA VOLUNTAD DE DIOS?




El texto de hoy confronta la humanidad de nuestras acciones y decisiones, frente a la guía espiritual que el Padre quiere darnos para conseguir un éxito integral y a la cual la mayoría de las veces resistimos o no escuchamos o escuchamos a medias.

Saludos y bendiciones

José Luis
_____________________


¿Los deseos de la carne o la voluntad de Dios? 

1 Juan 2:16-17
"Todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre."


Los elementos que caracterizan a este mundo aparecieron desde el principio de la humanidad. El primer ser humano desobedeció a su Creador y escuchó a Satanás. Así es que "el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte", dice Romanos 5:12. Cada una de las generaciones siguientes añadió algo a esa primera falta. Después del diluvio, los hombres se unieron motivados por una misma ambición y materializaron su orgullosa aspiración poniéndose a edificar una ciudad y una torre, la cual, según pensaban, llegaría al cielo (Génesis 11:4). Por eso Dios confundió su lengua, de manera que no se entendían entre sí, y entonces "los esparció sobre la faz de toda la tierra." Por último, la verdadera naturaleza del hombre fue revelada en toda su intensidad en la manera en que trataron al Hijo de Dios. Desde el nacimiento de éste hasta su muerte en la cruz, la humanidad lo persiguió con su odio y lo excluyó de su vida. "A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron." (Juan 1:11). Nada de esto proviene de Dios, sino del mundo, dice el pasaje de hoy. Todo esto trae desgracia y condenación, pero "el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre."


Romanos 8:5-6 confirma lo anterior de la siguiente manera: “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz." La diferencia entre una y otra actitud estriba en las consecuencias. La obediencia al pecado trae miseria y desgracia a la persona que lo practica, a su familia y a aquellos que están a su alrededor, mientras que la obediencia a la palabra de Dios trae paz, gozo y victoria. El salmista lo expresó en el Salmo 119:44-45 cuando declaró:"Guardaré tu ley siempre. Para siempre y eternamente. Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos." 


Es decisión de cada ser humano vivir bajo los conceptos y pasiones de la carne o bajo la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús. Los resultados de una u otra decisión están claramente expuestos en la Biblia. No hay ninguna condenación para los que han aceptado a Jesucristo como Salvador (Romanos 8:1). El pagó por todos nuestros pecados y está siempre listo a darnos la fuerza que necesitamos para permanecer viviendo conforme al Espíritu y no conforme a la carne. Sin embargo, aquellos que rechazan la voluntad de Dios, que no están dispuestos a vivir conforme al Espíritu, y prefieren disfrutar de los placeres de la carne les espera exactamente lo contrario. 


En el capítulo 25 del Evangelio según Mateo, a partir del versículo 31, la Biblia nos describe aquel momento cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria a juzgar a las naciones. Allí el Señor separará a todo el mundo en dos grupos: a su derecha los que creyeron en él y actuaron conforme al Espíritu de vida, y a su izquierda los que rechazaron su sacrificio y prefirieron vivir siguiendo los deseos y pasiones de la carne. “Estos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.”, declara el Señor en Mateo 25:46.
Es nuestra la decisión. ¿Qué escoges tú, los deseos de la carne o la voluntad de Dios?


ORACION: Bendito Padre celestial, una vez más te doy gracias por Jesucristo. Ayúdame a entender la profundidad de su sacrificio, y dame la fuerza y la sabiduría para vivir siempre conforme al Espíritu de vida y rechazar todas las tentaciones que me impulsan a buscar los placeres de la carne. En el nombre de Jesús te lo pido, Amén.

Fuente: http://www.diostehabla.com/diaria.php

No hay comentarios: