miércoles, 30 de junio de 2010

ESTUDIOS BÍBLICOS EN LAS IGLESIAS EN CASAS: MAYORDOMÍA CRISTIANA, PARTE 3

MAYORDOMÍA CRISTIANA
Por Gabriel Gil Arancibia, Pastor Principal. Máster en Teología, Profesor, Escritor y Conferencista.

RESUMEN PARTE I
1. ¿Qué es un mayordomo? “Porque todos nosotros vamos a tener que presentarnos delante de Cristo, que es nuestro juez. Él juzgará lo que hicimos mientras vivíamos en este cuerpo, y decidirá si merecemos que nos premie o nos castigue” ( 2ª Corintios 5:10).

RESUMEN PARTE II
2. Somos propiedad privada de Dios.

3. Todo lo que somos y tenemos le pertenece a Dios.



PARTE III

4. LA MAYORDOMÍA DE LA LENGUA
La Biblia nos enseña que tanto nuestro corazón como nuestra lengua son dos aspectos básicos de la mayordomía de nuestro ser (Salmos 19:14; Mateo 12:36; Santiago 3:1-12).

4.1. La lengua es la clave de nuestro ser. Con ella podemos consolar, animar, enseñar, reconocer, levantar… o destruir. ¿Qué leemos y aprendemos en Mateo 12:33-37; Lucas 6:43-45?

4.2. Hay que recordar que la mayordomía de lengua no sólo incluye las cosas que decimos (o sea, el contenido), sino también la motivación y el propósito que buscamos. El uso de nuestra lengua no es asunto únicamente de decir la verdad y evitar la mentira. Tantas veces la verdad dicha sin amor puede hacer mucho daño; puede herir, humillar, destruir, etc.

4.3. Una correcta mayordomía de la lengua tiene que poner atención al contenido de lo que hablamos –la motivación que tenemos y el impacto que puedan causar las mismas.

4.4. Tome un tiempo y reflexione sobre las siguientes porciones bíblicas en Proverbios. 10:20-21 y 31-32; 12:18 y 22; 15:1-4; 16:23-24; 18:6-8 y 21; 26:20; 29:20; 31:26.

5. LA MAYORDOMÍA DEL CORAZÓN
La Biblia nos enseña que “mi corazón”, que es igual a mis actitudes, mi vida interior, es un área a la que Dios desea que la sometamos a una buena mayordomía. En 2ª Crónicas 16:9 dice, “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con Él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti”. ¿Qué nos dice Salmos 51:17; 139:23-24; Proverbios 4:23; Jeremías 17:9-10; Mateo 15:18-19; Marcos 7:21-23; Lucas 6:45?).

5.1. Para nosotros los occidentales, el corazón es el lugar donde residen o se producen las emociones (amor, odio, envidia, alegría, etc.). Identificamos el corazón con los sentimientos y las emociones del ser humano. En cambio para los judíos, el corazón era el centro de control de la vida: allí se toman las decisiones, por ejemplo, de cómo viviremos y las conductas que tomaremos.

5.2. En el libro “Teología del Antiguo Testamento” de Ralph L. Smith, hallamos algunas pistas sobre la manera en que el pueblo judío entendía el corazón, y dice que:
  • El corazón, en el Antiguo Testamento se refiere primariamente a los poderes físicos de la persona. Le asigna al corazón todo lo que, por general, le asignamos al cerebro: poder de percepción, la razón, el pensamiento, memoria, voluntad, sentimiento, conciencia, etc.
  • Smith señala que el Antiguo Testamento no le da al corazón ese sentido “romántico” al que estamos acostumbrados. Deuteronomio 6:5 enfatiza  que se ha de amar a Dios con todo nuestro intelecto, sentimientos y voluntad; es decir, con todo nuestro ser.

5.3. El Nuevo Testamento sigue la misma línea del Antiguo Testamento en su concepción del corazón. Jesús decía que es del corazón –el centro de control- en donde se originan los problemas del ser humano (Mateo 15:18-19; Marcos 7:14-23; Lucas 6:45). Lo que hay en el corazón de una persona determina cómo es esa persona.

5.4. De allí la importancia de llenar y alimentar correctamente nuestro corazón para que esté sano y fuerte (Salmos 37:31; 119:11; Filipenses 4:8). Recuerde que el corazón es como un “ordenador o computador”. El computador sólo funciona con aquellos programas que previamente se le han instalado. Tu corazón funciona y se expresa con aquellas cosas que le has puesto dentro: ¿Qué mismo has puesto en tu corazón?

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