jueves, 15 de julio de 2010

ARTÍCULOS DE INTERÉS: VIDA EN COMUNIDAD EN LAS RELACIONES HUMANAS


VIDA EN COMUNIDAD EN LAS RELACIONES HUMANAS
Por Gabriel Gil Arancibia, Mtr. en Teología. Profesor, escritor y conferencista.


I. Vida en Comunidad

Una mujer al caer la tarde pone la radio para oír al término de una transmisión algunas afectuosas palabras de despedida: “Buenas noches, soy su amigo de siempre que les desea descanso y paz”, son las palabras del locutor quien despide a su audiencia del programa nocturno.

No es que esté sola físicamente, por el contrario, trabaja en una importante empresa como recepcionista. Su trabajo consiste en hablar con mucha gente, recibir llamadas telefónicas y contestarlas. Sus compañeros la saludan y ella les devuelve el saludo con una sonrisa cordial; sin embargo, nadie tiene tiempo ni demasiado interés en entablar una relación afectuosa con ella. Al llegar la noche se encuentra sola en su departamento, su única compañía es aquella voz masculina que sale por el radio transmisor: “Buenas noches…”.

Es el clásico problema de la soledad de las multitudes. Esto nos lleva a preguntar: ¿Cuántas personas como nosotros, con los cuales estamos en contacto a diario viven una secreta soledad?

Los sicólogos reportan que muchas veces sus pacientes al terminar la visita afirman: “Hace años que busco, sin darme cuenta, a quien contar lo que acabo de confesar, a quien confiarme sin reservas y sin temor a ser juzgado”. ¡El ser humano tiene la necesidad de contacto humano!

La doctora Tina Seller (siquiatra) afirma que “los hombres se han vuelto cada vez más solitarios”. Algunos ejemplos que esta profesional nos da son:

  • Aquellas personas que al padecer un mal crónico o una larga enfermedad han sido aisladas. Al principio los familiares y amigos los visitan con frecuencia, pero luego se cansan y el único lazo que los liga con el mundo es la visita del médico.
  • Aquellas personas que al no poder mantenerse independientes (ancianos, minusválidos, retrasados, etc.) quedan a cargo de los familiares que pronto los envían a algún hospital o algún asilo.
  • Aquellos que tienen familia, pero sin saber porque ni cómo, se sintieron extraños y aislados, y viven una vida gris, teniendo por único confidente a una gato o un perro (los vagabundos o ermitaños, por ejemplo).

Ahora bien, sería un error creer que estos sentimientos de soledad solo afectan a las personas conflictivas y retraídas. Sería atribuirlo a simples circunstancias personales, pero el hecho es muy general y propio de nuestra época.

El hombre moderno (del siglo XXI), se ve perdido en el anonimato de la gran ciudad, y la gran empresa.

El psicólogo Paul Tourner, escritor del libro De la soledad a la comunidad afirma que “la soledad del hombre está ligada al miedo; los hombres se temen. Tienen miedo de ser aplastados en la calle, miedo es un sentimiento natural y universal aunque traten de ocultarlo”.

El doctor O. Farell escribió en alguno de sus libros: “antes de la edad de la razón el niño como la bestia tiene miedo al ruido, al silencio, a la noche, al viento, a la muchedumbre, a todo lo que no sea su madre o su familia… Este miedo lo sigue aun siendo adulto. El hombre busca seguridad, sanar de su angustia original”.

Así el miedo engendra los conflictos de la soledad y los conflictos de la soledad engendran miedo. Para curar al mundo es necesario dar a los seres humanos una respuesta y restaurar en ellos (nosotros) el sentimiento de comunidad.

Es curioso, en lugar de  crear una cultura global de comunidades diversas pero entrelazadas, utilizamos el instinto comunitario para separarnos y protegernos los unos de los otros. Esto lo podemos observar por ejemplo en las sangrientas luchas étnicas, en los conflictos raciales o en las disputas ideológicas que han llevado a la destrucción y muerte de miles de personas.

Buscamos personas más afines a nosotros apara protegernos del resto de la sociedad. Evidentemente estos caminos no nos conducen a un futuro que valga la pena habitar. Nuestra gran tarea es “volver al sentido de la comunidad para así pasar del proteccionismo cerrado de las formas y actitudes a la inclusión y la aceptación planetaria”.

El ser humano es un ser sociable por naturaleza, fuimos creados con la capacidad de relacionarnos unos con otros. Debemos aprender a vivir en comunidad y a relacionarnos con ésta.

II. Relaciones Humanas Aplicadas

Relación implica contacto e interdependencia. Toda actividad humana se da en función a relaciones. Así, las relaciones humanas significan el comprendernos; comprender a los demás y saber manejar dicha comprensión.

El sentido del ser humano es vivir en sociedad. Y allí su requerimiento fundamental es el de disfrutar de relaciones humanas armónicas. En efecto, todo el mundo sabe muy bien de lo satisfactorio y placentero que es el contar con buenas relaciones humanas y de la tragedia que significa el no tenerlas.

El tan inquietante y comentado "stress" (tensión) en los seres humanos es de manera predominante la consecuencia de experiencias de relaciones humanas insatisfactorias, o del riesgo de que así ocurra. Esto es, relaciones humanas perturbadas implican una amenaza claramente comprobada de problemas de salud tanto mental como orgánica.

En efecto, es bien conocido el que las llamadas enfermedades psicosomáticas (colon irritable, asma, alergias, hipertensión, etc.) son consecuencias directas de la tensión. También, que la tensión acelera la arteriosclerosis, que afecta las funciones sexuales al alterar el balance de las hormonas respectivas, y así sucesivamente. También hay consenso entre los especialistas que el cáncer tiene como factor destacado a la tensión.

Y por su parte los trastornos mentales funcionales (neurosis, inhibiciones, depresión, psicosis funcionales) dependen esencialmente de las problemáticas en relaciones humanas. Incluso, el fracaso en los estudios o “fracaso escolar”, descartando el factor capacidad intelectual, deriva en la mayoría de los casos de relaciones humanas perturbadas del estudiante con sus familiares o con sus profesores.

No es necesario ser un experto para saber como afectan a las personas los conflictos conyugales, las problemáticas familiares (relaciones padres-hijos, relaciones entre hermanos, crisis de adolescencia, etc.) o las relaciones humanas insatisfactorias en el trabajo.

En suma, no son posibles ni una buena calidad de vida y menos aún una vida feliz si no se tiene buenas relaciones humanas.

Por otra parte la eficiencia y productividad en empresas e instituciones diversas (clubes deportivos, instituciones vecinales, etc.) tienen como factor de primera importancia la constitución de equipos de trabajo que tengan buenas relaciones humanas. Porque en ambientes conflictivos y con discordias (antagonismos, resentimientos, desconfianza, etc.) sucede precisamente lo contrario.

Lo que impulsa cada vez más a ejecutivos y directivos tanto a aplicarse en su propia capacitación en relaciones humanas, como a la puesta en práctica de programas destinados a mejorar el respectivo clima organizacional.

Somos seres interrelacionales, es decir, con la capacidad innata de relacionarnos con otros. De hecho toda nuestra existencia se desarrolla en un constante “ir y venir” de personas que afectan nuestra vida. Esto quiere decir que “lo queramos o no, somos seres que afectamos a otros positiva o negativamente, dependiendo de la forma que nos relacionemos”.

El presente siglo es un estadio lleno de expectativas donde las relaciones interpersonales (relaciones humanas) son fundamentales para lograr las metas dentro de un mundo competitivo. Los “llaneros solitarios” quedaron en el olvido, hoy las multinacionales han logrado levantarse como grandes imperios comerciales en base al trabajo en equipo. Así por ejemplo grandes cadenas como McDonald y la multimillonaria embotelladora Coca-Cola son resultado de organizaciones magistrales de buenas relaciones entre sus trabajadores.

Al relacionarnos correctamente con otras personas, amándolas, respetándolas y ayudándolas nos convertimos en “defensores de la vida”.

Nuestro siglo actual lamentablemente se ve infectado por una sociedad sicaria donde la vida ya no tiene sentido y se desvaloriza constantemente (Ejemplos: abortos provocados, prostitución infantil, tráfico de drogas y ventas a menores de edad, entre otros).

CONCLUSIÓN

Debemos luchar por relacionarnos de mejor manera los unos con los otros, pero ¿cómo hacer esto? La presente conferencia es apenas una introducción a toda una temática que debe ser trabajada en base a charlas, talleres, cursos de capacitación, trabajos grupales, entre otros.

Recordemos que si dejamos de relacionarnos hoy, dejaremos de crecer mañana, y si dejamos de crecer mañana, dejaremos de existir por siempre.

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