jueves, 15 de julio de 2010

REFLEXIONES SEMANALES: NO OLVIDES QUE LA VICTORIA ES TUYA


A veces no llegamos a comprender la importancia y alcance del triunfo de Cristo en la cruz y pese que él mismo a través de esa muerte horrenda y su posterior resurrección nos declara más que vencedores, algunas veces dejamos que nuestra vida sea gobernada por la situación o el sentimiento del momento; el texto de hoy nos explica de que manera podemos vivir una vida de victoria continua.

Saludos y bendiciones

José Luis
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No olvides que la victoria es Tuya 

Romanos 8:37-39
“Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”


Escuché un chiste acerca de un boxeador que acababa de ganar el campeonato mundial de los pesos completos. El hombre tenía la cara hinchada por los golpes recibidos, tenía heridas sobre las cejas, los labios partidos y manchas de sangre por varios lugares del cuerpo. El maestro de ceremonias le levanta un brazo al nuevo campeón y proclama en voz muy alta: “¡Este es el vencedor!” Entonces le extiende un cheque por un millón de dólares. En ese momento sube al cuadrilátero la esposa del boxeador y le arrebata el cheque de las manos. El maestro de ceremonias la mira por unos segundos, y entonces grita: “¡Y esta es más que vencedora!”. Aquella que no hizo absolutamente nada, se llevó la recompensa. 


De manera similar sucedió con nosotros en el aspecto espiritual. Como Cristo ocupó nuestro lugar en la cruz del Calvario, su victoria es también nuestra victoria. Y como nosotros no hicimos nada, sino que él lo hizo todo, podemos asegurar que somos no solamente vencedores sino “más que vencedores”, como afirma el apóstol Pablo en el pasaje de hoy. El vencedor siempre derrota al enemigo. El vencedor siempre gana la batalla. Pero cuando tú eres más que vencedor no solamente derrotas al enemigo, sino que terminas en la abundancia. Cuando el pueblo de Israel fue liberado de la esclavitud en Egipto, Dios le ordenó a Moisés que despojaran a los egipcios de sus riquezas y se las llevaran consigo (Éxodo 12:35-36). No solamente el Señor les dio la victoria al sacarlos de la esclavitud, sino que además les concedió riquezas para que disfrutaran de ellas, una vez salieran de allí. Sin duda fueron más que vencedores.


La Biblia dice que los cristianos “somos más que vencedores, por medio de aquel que nos amó”, es decir Cristo Jesús. El sufrió las torturas, las humillaciones y la horrible muerte en la cruz. Al final se levantó de los muertos y fue declarado vencedor sobre el diablo y todos sus demonios, “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.” (Colosenses 2:14-15). Esa victoria de Cristo en la cruz es también nuestra victoria desde el momento en que lo aceptamos como nuestro Salvador. El ocupó nuestro lugar en la cruz, derramó su sangre y sufrió terriblemente. Ahora nosotros disfrutamos de esa victoria sin haber sufrido lo que él sufrió. El fue vencedor; nosotros somos más que vencedores.


Si tú has aceptado a Jesucristo como tu salvador, aduéñate del título de “más que vencedor” que el Señor te ha otorgado. Camina a través de las pruebas y aflicciones con una mentalidad de triunfo, no de derrota. No como una víctima sino como un vencedor. Aun en medio del sufrimiento, confía que algo bueno viene detrás, porque “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.” Fíjate bien: “todas las cosas”, no “algunas cosas”. Recuerda que Dios ha dicho que “somos” no que “seremos” más que vencedores. Créelo con todo tu corazón y ahora mismo decláralo con autoridad, sin importar las circunstancias que te rodean. Y dale toda la gloria a Aquel que venció por ti en la cruz del Calvario.


ORACION: Padre santo, gracias por la victoria de Jesús en la cruz. Gracias por declarar que tus hijos son más que vencedores. Ayúdame a vivir confiando plenamente en lo que dice tu Palabra, y a andar hacia delante con la seguridad de que esa victoria es mía y nada ni nadie podrá arrebatármela. En el nombre de Jesús, Amén.



Fuente: http://www.diostehabla.com/diaria.php

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