miércoles, 12 de mayo de 2010

REFLEXIONES SEMANALES: ¿TIENES TÚ VIDA ETERNA?


La vida eterna no se consigue siendo miembros activos de una religión en particular; sino siguiendo cada uno de los mandamientos de Dios presentes en su Palabra, pero sobre todo teniendo una relación íntima con su Hijo Jesucristo quien posibilita en verdad llegar al Padre pues así lo declaró 2000 años atrás; busquemos en oración esa intimidad, pues solo pasando tiempo buscándole podremos oír su voz y ser llamados sus ovejas; recordemos lo que dijo en Juan 14:6  Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.

Saludos y bendiciones

José Luis

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¿Tienes tú vida eterna? 

Juan 10:27-28
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.”


Tener vida eterna significa que nunca vamos a morir. Esto es lo que Jesús ofrece en este pasaje a aquellos que han venido a su redil, a los cuales él llama “mis ovejas”. Es decir, nunca moriremos si hemos venido a Jesucristo en fe, aceptando su sacrificio en la cruz como pago por nuestros pecados. Nuestra muerte física habrá de ocurrir algún día, pero la parte que nos hace únicos, el espíritu, simplemente pasará del cuerpo a la presencia de Dios, por toda la eternidad. 



También en Juan 5:24 Jesús nos dice:“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” Jesús habló estas palabras con el fin de asegurarnos que el regalo de la salvación es para siempre. No se puede perder. Esta es la vida eterna. Una vez que has puesto toda tu confianza en Jesucristo para salvación, has pasado de muerte espiritual a vida espiritual. Has dejado de estar condenado por tus pecados. 

Cuando vivimos separados de Dios, cuando no tenemos una relación con nuestro creador, en esencia estamos muertos espiritualmente. Esto fue exactamente lo que les pasó a Adán y Eva cuando pecaron en el huerto del Edén. Dios les había advertido que si comían del árbol de la ciencia del bien y del mal morirían. Al desobedecer, su relación con Dios se rompió, y murieron espiritualmente. A través de los siglos, la semilla del pecado pasó de generación a generación y con ella la consecuencia de la muerte eterna. Dios envió a su hijo Jesucristo con el fin de reconciliarnos con él y darnos vida en abundancia (Juan 10:10). Al volver a tener una relación con Dios, su plan original de que viviéramos eternamente se hace una realidad en nuestras vidas.


En Juan 17:3 dice: “Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” Esta es la vida eterna: conocer a Dios por medio de Jesucristo, su Hijo. Se trata de un conocimiento íntimo, profundo, verdadero. Un conocimiento que produce una profunda transformación en el espíritu y la mente del ser humano, y nos prepara para disfrutar junto al Señor por la eternidad.


Si tú has aceptado a Jesucristo como tu Salvador, dale gracias a Dios por haberte facilitado la entrada a Su presencia el día que partas de este mundo. Si aún no has abierto tu corazón invitando a Jesús a entrar en él, ahora mismo eleva una oración y confiesa tus pecados y pídele al Señor que entre a morar en ti para siempre. 



De esta manera recibirás el regalo de la vida eterna. Así dice Romanos 10:9-10: “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”

ORACION: Amantísimo Padre celestial, no tengo palabras para agradecerte por el sacrificio de tu Hijo en la cruz del Calvario. Gracias, mi Dios, porque esa preciosa sangre me ha limpiado y me ha justificado delante de ti. Gracias por el regalo de la vida eterna. En el nombre de Jesús, Amén.



Fuente: http://www.diostehabla.com/diaria.php

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