viernes, 4 de junio de 2010

ESTUDIOS BÍBLICOS EN LAS IGLESIAS EN CASAS: EL LENGUAJE DEL ESPÍRITU, PARTE 2 "TUS PALABRAS"

Iglesia “Cristo en Casa”
Gabriel y Fabiola Gil, Pastores

EL LENGUAJE DEL ESPÍRITU (Parte 2)  
TUS PALABRAS
Por Gabriel Gil Arancibia, Máster en Teología. Pastor Principal. Profesor, escritor, conferencista.


Proverbios 4:24. No permitas que salgan falsedades de tu boca ni que tus labios digan mentiras.

Proverbios 6:16-17. El Señor odia seis cosas; major dicho, hay siete cosas que Él detesta: Los ojos orgullosos, la lengua mentirosa, las manos que matan gente inocente.

Proverbios 10:10-11. El que guiña el ojo causa problemas; el que habla sinceramente trae la paz. Las palabras del justo son fuente de vida, pero la boca del perverso solo oculta violencia.

Proverbios 10:19-21. El que mucho habla, mucho yerra; el sabio aprende a callar. La lengua del justo es como plata pura; los pensamientos del perverso no valen nada. Los labios del justo ayudan a mucha gente; los insensatos mueren por su torpeza.

Proverbios 10:31-32. La boca del justo habla sabiduría; al perverso se le cortará la lengua. El justo sabe decir lo que agrada; los perversos solo hablan porquerías.

Proverbios 11:12. El torpe habla mal de sus semejantes; el inteligente sabe cuando callar.

Proverbios 12:6. Las palabras del perverso son una emboscada sangrienta, pero las palabras del justo lo ponen a salvo.

Proverbios 12:18. El que habla sin pensar hiere como una espada, pero lo que dice el sabio trae alivio.

Proverbios 13:3. Medirse en las palabras es proteger la vida, pero el que habla demasiado termina destruyéndose.

Proverbios 18:20-21. Tu forma de hablar te alimentará, lo que digas te saciará. Lo que uno habla determina la vida y la muerte; que se atengan a las consecuencias los que no miden sus palabras.

Proverbios 20:15. El oro y las joyas lo enriquecen a uno, pero vale mucho más el que mide sus palabras.

Proverbios 25:11. Decir la palabra adecuada en el momento preciso es como manzana de oro servida en bandeja de plata.

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EL LENGUAJE DEL ESPÍRITU (Parte 2)
TUS PALABRAS


Proverbios 18:21
“Lo que uno habla determina la vida y la muerte; que se atengan a las consecuencias los que no miden sus palabras” (Versión Palabra de Dios para Todos PDT).

Proverbios 18:21. “La muerte y la vida están en poder de la lengua. Y el que la ama comerá de sus frutos” (Versión Reina Valera 1960).

Proverbios 18:21. “En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto” (Versión NVI).

Proverbios 18:21. “La lengua tiene poder para dar vida y para quitarla; los que no paran de hablar sufren las consecuencias” (Versión Lenguaje Sencillo).
Proverbios 18:21. “La vida y la muerte dependen de la lengua; los que hablan mucho sufrirán las consecuencias” (Versión Dios Habla Hoy).
Introducción.
¿Qué tan importante son nuestras palabras? ¿Por qué la Biblia nos recomienda tanto cuidar lo que hablamos? ¿Cuanto afecta a nuestras vidas y a quienes nos rodean lo que decimos?

Hace algunos días estudiamos lo importante de cuidar los pensamientos[1] pues estos afectan nuestro estado interno y repercuten en nuestro comportamiento[2]. Hoy estudiaremos “El lenguaje del Espíritu – Tus Palabras”.

1. Pensamientos y Palabras.
Lo primero que debemos decir es que pensamientos y palabras están conectados. Leamos lo que dice la Biblia al respecto: “El que es bueno lo es en su corazón y habla lo que tiene allí, de igual manera el malo lo es en su corazón y habla de lo que tiene allí; porque las palabras revelan lo que hay en el corazón” (Lucas 6:45). El término corazón se debe entender aquí como “mente, ó lugar donde radican los pensamientos”. Así entonces, una buena traducción quedaría así: “Las palabras que salen de tu boca revelan lo que hay en tus pensamientos”. De ahí la importancia de llenar nuestra mente con pensamientos positivos, productivos y felices (Filipenses 4:8[3]).

2. El Poder de la Palabra Hablada.
La Teología Judía Antigua creía que al hablar, “el hombre cambiaba la historia de sí mismo y de sus semejantes”. ¿A qué se referían con esto? Los judíos pensaban que la palabra hablada tenía un poder espiritual capáz de transformar el mundo material, o mas bien, el lugar donde vivían, las personas y naturaleza.

Ellos concibieron esta idea al leer los relatos de la creación donde se muestra a Jehová creando los cielos y la tierra por medio de su palabra hablada (Leer Génesis 1:1-31). En este capítulo se menciona varias veces la frase “Y dijo Dios…”. Para los judíos esto es muy importante porque se muestra a Dios creando de la nada, algo bueno (“Y vio Dios todo lo que  había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” Génesis 1:31a). Por otra parte, el Salmo 33:6 declara, “El Señor creó los cielos con sus palabras. Todas las estrellas del firmamento fueron creadas con uno solo de sus suspiros”.

Los judíos pensaban que este atributo de crear, no era exclusivo de Dios; sino de los seres humanos también. ¿Cómo llegaron a esta conclusion? Por lógica elemental: Ellos pensaron que al ser creados por Dios a su Imagen y Semejanza (Génesis 1:26 y 2:7), ellos también poseían el atributo de crear por medio de las palabras. De hecho esta idea tiene su fundamento en Génesis 1:1 cuando dice “En el principio creó Dios…”. Resulta que en el idioma original –arameo-, el versículo dice así: “En el sin principio, Dios comenzó a crear…”. Nótese que crear es muy diferente a creó. Creó denota algo ya acabado, culminado, pero crear (del vocablo bará), da la idea de continuidad; es decir, los judíos pensaban que Dios construyó un mundo a medio terminar, inacabado, e imperfecto a propósito para que el ser humano lo terminase, lo culminara y lo llevara a la excelencia. ¿Cómo harían esto? Es la pregunta que los rabinos se hacían, y la respuesta es esta: “Por medio de nuestras manos, inteligencia y palabras”. De ahí que los judíos antiguos tienen la firme convicción que “las palabras habladas tienen un poder sobrenatural que pueden construir o destruir la vida de una persona y sus semejantes, la naturaleza y el cosmos”.

3. Nuestras Palabras pueden conducirnos a la Vida o la Muerte.
En el libro de Santiago leemos: “Con un pequeño timón los pilotos obligan a grandes barcos a ir a donde ellos quieren, aún en medio de fuertes vientos. De la misma manera, la lengua es una pequeña parte del cuerpo, pero presume de grandes cosas” (Santiago 3:4-5a).

El contexto de este pasaje es una exhortación del apóstol a cuidar nuestra lengua. ¿Por qué diría esto? (Leer todo el pasaje en 3:1-12). Santiago nos da la clave en el verso 4: Así como un pequeño timón puede dirigir una embarcación en medio del mar, incluso atravesando una tormenta; así también nuestras palabras (la lengua), tienen el poder de direccionar nuestra vida hacia la vida; es decir el éxito, o la muerte; es decir el fracaso. A esto mismo se refiere Salomón cuando dijo: “Lo que uno habla determina la vida y la muerte…” (Proverbios 18:21).

Pero, ¿cómo mis palabras podrían conducirme al éxito o al fracaso? La respuesta la encontramos en la neurociencia. Esta disciplina informa que en el cerebro radica una parte llamada “el centro del habla”. En dicho lugar los pensamientos son procesados por el cerebro y expresados hacia el exterior por medio de palabras. Los pensamientos y palabras -indican los expertos en esta ciencia-, están muy relacionados entre sí, son inseparables.

Estos médicos sostienen que los pensamientos y sobre todo las palabras habladas tienen un tremendo efecto sobre el cuerpo humano. Ellos afirman que una persona podría mantenerse sana y feliz si tan solo aprendiera a controlar sus palabras y pronunciar aquellas que lo conduzcan hacia un estado de suprema felicicidad. ¡Increíble! Esto lo afirma la ciencia médica, pero ya el apóstol Santiago nos enseñaba esto miles de años atrás.

Ejemplo: si una persona constantemente está diciendo que se siente enferma, es lógico, dicen estos expertos, que el organismo se predispone a enfermarse. Esto es muy común con resfríos o gripes, pero se ha sabido casos más graves como cancer o alguna otra enfermedad mortal. Otro ejemplo lo encontramos en la siquiatría. Algunos siquiatras han llegado a sostener que una persona que constantemente está hablando cosas negativas, destructivas, nocivas, terminará por convencerse que la vida es negativa, destructive y nociva.

Conclusión.
La Biblia es clara. Debemos aprender un nuevo lenguaje, una nueva forma de comunicarnos interiormente y con los demás. Este Nuevo lenguaje es EL LENGUAJE DEL ESPÍRITU.

Las palabras habladas tienen un tremendo poder sobre nuestro organismo, sobre nuestras decisiones, sobre la forma en que miramos la vida. Las palabras que pronunciamos son el reflejo de nuestros pensamientos; de ahí que no basta con hablar palabras positivas, debemos primero llenar nuestro corazón y mente con pensamientos de Dios, pensamientos de felicidad, optimismo y edificación (Filipenses 4:8). Una vez hagamos esto, pronunciemos palabras de bendición, de gozo, de triunfo; ¡declaremos siempre Victoria aún medio del llanto!. Aprendamos a controlar nuestras palabras, si hacemos esto podemos manejar y cambiar cualquier cosa, incluso las circunstancias que nos rodean y a nosotros mismos.

Finalmente...

“No digan malas palabras, sino palabras que ayuden y animen a los demás, para que lo que hablen le haga bien a quien los escuche” (Efesios 4:29 – Versión PDT)


No obstante, esto no lo podemos hacer solos. Necesitamos la ayuda de Dios.



[1] Gabriel Gil Arancibia, EL LENGUAJE DEL ESPÍRITU, PARTE 1 – TUS PENSAMIENTOS.
[2] Proverbios 4:23. “Ante todo cuida tus pensamientos porque ellos controlan tu vida” (Versión PDT).
[3] En fin, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, noble, correcto, puro, hermoso y admirable. También piensen en lo que tiene alguna virtud, en lo que es digno de reconocimiento. Mantengan su mente ocupada en eso (Filipenses 4:8. Versión PDT).

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