viernes, 25 de junio de 2010

REFLEXIONES SEMANALES: EL PRINCIPIO DE LA SIEMBRA Y LA COSECHA


Hay principios y leyes que jamás han cambiado, la que se presenta en el texto de hoy es una de ellas. A veces nos preguntamos por qué nuestra situación actual es como es, la respuesta nos la puede dar el texto, empecemos a sembrar semillas que nos ayuden a conseguir un futuro de bendición como quiere Dios darnos.

Saludos y bendiciones

José Luis
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El principio de la Siembra y la Cosecha 

Gálatas 6:7 
“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.”
 


Si sembramos una semilla de mango crecerá un árbol de mango y cosecharemos mangos. No podemos esperar aguacates, por ejemplo. De igual manera no es posible sembrar uvas y cosechar manzanas, y así por el estilo. Esta es una regla natural que no admite cambios. En el mundo espiritual, este principio se aplica de manera inexorable. Siempre cosecharemos lo que sembremos. Esto es lo que nos dice el pasaje de hoy.


A veces en nuestra vida nos quejamos de las desdichas presentes y no nos damos cuenta que en el pasado hemos sembrado malas semillas y ahora estamos cosechando malos frutos. El que ha sembrado odio, en algún momento de su vida recogerá odio. Si una persona ha practicado el chisme, hablando mal de otras personas, con seguridad hablarán mal de ella también. Por el contrario, si ha mostrado misericordia y amor a los demás, en momentos de necesidad en su vida no le faltará alguien que le de una mano. En el Sermón del Monte, Jesús enseñó a sus discípulos acerca de esto. Les dijo: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia." (Mateo 5:7).


En la cosas de Dios si tú siembras obediencia siempre cosecharás bendición. Sembrar obediencia es aplicar las enseñanzas de la palabra de Dios a nuestras vidas. Puede ser decir la verdad y no mentir, no apropiarse de lo ajeno, amar al prójimo como a uno mismo, darle a Dios lo que le corresponde en el aspecto económico, servir al Señor; es decir todo aquello que hagas con la intención de obedecer y agradar a Dios es una siembra de una buena semilla. En su carta a los Colosenses, el apóstol Pablo escribe: "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas." (Colosenses 3:23-25). Está muy claro en la palabra de Dios el principio de la siembra y la cosecha.


Durante nuestra vida constantemente se estarán presentando oportunidades para sembrar. Teniendo en cuenta que cosecharemos nuestra propia siembra es muy importante que tratemos de sembrar buenas semillas de acuerdo a lo que Dios espera de nosotros. Cuando hacemos algo tratando de agradar al Señor, con toda seguridad recibiremos bendiciones, aunque al principio pueda parecer que la tierra no es muy buena y que no va a producir buen fruto. 


Quizás en el pasado has sembrado malas semillas; a lo mejor ya han producido frutos que han afectado tu vida negativamente. Pero no te desalientes, pues Dios en su infinita misericordia está dispuesto a perdonarte si te arrepientes y te haces el propósito de cambiar totalmente el método de tu siembra. No olvides tratar de agradar a Dios en todo lo que hagas, en toda semilla que siembres, y verás en poco tiempo el huerto de tu vida lleno de frutos totalmente bendecidos por el Señor.


Si crees que es un objetivo muy difícil de alcanzar para ti, Dios también puede ayudarte a lograrlo si buscas su ayuda. El Espíritu Santo está a tu disposición siempre. Sólo tienes que hacerte el propósito de dedicar un tiempo diario a leer la Biblia, meditar en sus enseñanzas, y orar pidiendo discernimiento espiritual. Esto sí lo puedes hacer si te lo propones. Entonces se llevará a cabo en ti una transformación interna que te capacitará para sembrar de manera natural y espontánea esas buenas semillas que producirán frutos buenos en tu vida.


ORACION: Mi Dios amado, te ruego que me capacites para ser un sembrador de semillas agradables a ti, de manera que la cosecha que recoja sea de bendición para mi y mi familia. En el nombre de Jesús, Amén.

Fuente: http://www.diostehabla.com/diaria.php

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