jueves, 15 de julio de 2010

ARTÍCULOS DE INTERÉS: LA TIRANÍA DE LO URGENTE V/S LO IMPORTANTE DE LA VIDA


La Tiranía de lo Urgente v/s Lo Importante de la Vida
Por Gabriel Gil Arancibia, Mtr. en Teología. Profesor, escritor, conferencista.

Nuestra Realidad.

¿Cuántas veces hemos deseado que nuestro día tenga 25, 30 y hasta 35 horas? Seguramente todo ese tiempo extra nos ayudaría a terminar todas esas tareas inconclusas: Cartas sin terminar, casillas de correo electrónico sin revisar, amigos que no visitamos, libros que  no terminamos de leer, papeles sin archivar sobre nuestros escritorios, promesas que no hemos cumplido, entre otras. A esto se suman los inconvenientes, las interrupciones y las irritaciones diarias.

¿Con este ritmo quién puede soportar? La mayoría de nosotros termina el día agotados y con una sensación de frustración que no podemos explicar. Esto me recuerda lo que Charles Hummel escribió: “Su mayor peligro es dejar que las cosas urgentes ocupen el lugar de lo importante".

El trabajo de una madre nunca termina, así como el de un estudiante universitario, el de un profesional o el de un niño de colegio. Es así como nos encontramos trabajando más y gozando de esto cada vez menos. Esto es una paradoja en todos los sentidos, ¿cómo puede alguien trabajar, trabajar y trabajar y no disfrutar de los frutos de su trabajo? Esto nos lleva a otra pregunta: ¿Es posible disfrutar la vida a pesar de las múltiples ocupaciones diarias? La respuesta es un contundente ¡Sí!

El problema radica no en una cuestión de tiempo, sino de prioridades. Llenamos nuestras agendas de compromisos, citas de trabajo, visitas, tareas y actividades que terminan agobiándonos aún antes de comenzar a trabajar en ellas. Pareciera que nos gusta este estilo de vida, y lo que es peor,  ya estamos acostumbrados a él. Vivimos en una constante tensión entre lo urgente y lo importante. El problema es que lo importante muchas veces es marginado a un tercer plano: Horas extras de pasar en familia, una visita al médico para chequear nuestra salud, el estudio minucioso de un relevante libro, todos estos proyectos “importantes” pueden esperar. Pero lo “urgente” llama a una acción rápida. Interminables presiones demandan tiempo a cada hora y cada día. ¡Somos esclavos de la tiranía de lo urgente!

¿Qué Debemos Hacer?

Existen en la historia innumerables hombres y mujeres de extraordinaria trascendencia en diferentes campos, ciencias, áreas o carreras; sin embargo, hay uno en particular que supo balancear su vida entre lo urgente y lo importante. Ese hombre alcanzó el éxito en su vida terrenal, hablemos uno poco de él y aprendamos de su ejemplo.

Jesucristo antes de morir, exclamó: "He terminado la obra que me diste que hiciera". ¿Cómo pudo Jesús usar la frase he terminado? Sus tres años de ministerio parecen muy cortos. Tenía tantas cosas que hacer y sin embargo en la última noche, con tantas tareas sin realizar y tantas necesidades urgentes -enfermos por sanar, prostitutas por dignificar, hambrientos por alimentar, ciegos por iluminar, ¡la humanidad entera por salvar!-, el Señor tuvo paz; Él sabía que había concluido la obra de Dios. En Jesucristo encontramos el equilibrio perfecto entre lo urgente y lo importante. Él tenía tiempo para la gente. Podía pasar horas hablando con una persona, y sin embargo su vida muestra un maravilloso balance, un sentido del tiempo impresionante, ¡Jesús nunca arruinó su día por el apresuramiento!

¿Qué Aprendemos y Qué es lo Importante en la Vida?

No debemos ser esclavos de lo urgente (aunque esto no significa que se deban desatender la necesidades emergentes) y sí dar prioridad a lo importante. Pero, ¿qué es lo importante en la vida? Cada uno de nosotros tenemos cosas importantes que atender: Una madre a quien querer, un padre que respetar, un hijo con quien pasar más tiempo, una carrera que terminar, una familia que cuidar, una casa por construir, un trabajo que atender, etc. Sin embargo, todo lo mencionado anteriormente puede tornarse en urgencias si no sabemos establecer cuáles son las verdaderas prioridades en nuestras vidas. Recuerde: ¡No todo en la vida es una prioridad!

Así es como Jesucristo triunfó: Él no terminó todas las tareas urgentes en Palestina o todas las cosas que le hubiera gustado hacer, pero sí terminó la tarea que Dios le dio para que hiciera: Morir en la Cruz, Salvar a la humanidad. La única alternativa contra la frustración es la seguridad de estar haciendo lo que realmente importa en la vida y esto será posible cuando sepamos establecer en nuestra mente y corazón las prioridades existenciales, las cuales siempre valen la pena atender.

No hay peor cosa que una vida desordenada, y esto se refiere a todos los aspectos de nuestra vida. El ser humano debe procurar mantener un equilibrio en sus áreas física, emocional, mental, afectiva y espiritual. Robert Banks escribió al respecto: “No existen agendas desordenadas, sino corazones desordenados”. Dios nos creó con excelencia y pide de nosotros una vida de excelencia. Él quiere que nuestra vida sea una obra de arte, una pieza de ingeniería magistral, una sinfonía de melodía exquisita; es decir, una construcción que día a día se supera a sí misma. Sin embargo, con horror encontramos a miles de personas que han malgastado sus vidas poniendo más atención en lo urgente y no lo importante. Alguien me dijo una vez: “Existen dos tipos de personas, los que invierten toda su vida en ser mejores cada día, y quienes invierten toda su vida en desperdiciarla”.

Las cuestiones urgentes aplazan las cuestiones importantes y de esta manera nos llenamos de tareas inconclusas. Esto llega a producir un sentimiento llamado frustración. La frustración nos frena, nos debilita, nos impide avanzar a un siguiente nivel de felicidad y plenitud en nuestras vidas.

Cuando expuse este tema en una conferencia para Caballeros Profesionales del Valle de Los Chillos y Quito, uno de ellos –de profesión abogado-, me preguntó con legítima preocupación: ¿Entonces, qué es lo importante en la vida? La verdad -dije yo-, no puedo decirle lo que es importante o no en su vida, pero puedo decirle lo que sí es importante en la mía: 1º Dios (mi relación espiritual con el Creador), 2º Familia (mi relación amorosa y afectiva con mi cónyuge e hijos), 3º Salud (mi cuidado personal y de mi familia); y 4º Trabajo (mi relación laboral, mi desarrollo personal, y la provisión material para mí y los míos).

Para Terminar.

Concluimos con la siguiente reflexión: “Debemos ser humildes y sinceros para confesar que con las cuatro  prioridades mencionadas –Dios, familia, salud y trabajo-, es más que suficiente para invertir toda una vida. Pueden existir muchas otras prioridades que no fueron mencionadas en este artículo, pero, al poner más y más en nuestras agendas diarias estaremos cayendo en el error de siempre: Atender lo urgente creyendo que es una prioridad importante”. 

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