martes, 10 de agosto de 2010

REFLEXIONES SEMANALES: ¿PREFIERES AGRADAR A DIOS O A LOS HOMBRES?


Los seres humanos actuamos algunas veces movidos por el deseo de guardar las apariencias para conseguir el favor o el buen juicio de las personas, cuando según se enseña en la lectura de hoy, es más importante obtener el favor de Dios, meditemos en el texto propuesto y busquemos siempre la ayuda del Espíritu Santo para obedecer lo que Cristo quiere y no lo que como hombres podemos querer, necesitar o nos exijan las circunstancias físicas que enfrentamos. Una excelente semana laboral para todos.

Saludos y bendiciones

José Luis
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¿Prefieres agradar a Dios o a los hombres? 

Hechos 4:13-20





“Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.”

En este pasaje vemos de manera evidente el ataque del enemigo a los siervos de Dios. Lo primero que notamos es el desprecio con que los trataban. El Sanedrín consideraba a Pedro y Juan como “hombres sin letras y del vulgo”, es decir que, según ellos, los apóstoles eran hombres de baja categoría sin ninguna educación y sin conocimiento de las enmarañadas normas y reglas de la Ley. Después vemos las amenazas de que fueron objeto. Se les dijo lo que les sucedería de continuar en el camino que habían elegido. Y es aquí donde Pedro y Juan tienen que decidir a quién van a servir, a quien van a obedecer, a quien van a agradar. Su respuesta fue clara y terminante: “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” Ante el desprecio y las amenazas de los demás, es necesario permanecer firmes en el servicio y la obediencia al Señor. El se encargará de nuestros enemigos y premiará nuestra fidelidad. En este caso tuvieron que dejarlos libres, pues no hallaron “ningún modo de castigarles.” (v.21).


El evangelista inglés Jorge Whitefield (1714-1770) fue falsamente acusado por sus enemigos. En una ocasión Whitefield recibió una maligna carta acusándole de malas actuaciones. Su contestación fue breve y cortés: “Le agradezco cordialmente su carta. En cuanto a lo que usted y mis otros enemigos están diciendo acerca de mí, sé cosas peores acerca de mí mismo que usted jamás me podrá llegar a decir. Con afecto en Cristo, Jorge Whitefield”. En años de caminar con el Señor, Whitefield aprendió que era más importante agradar a Dios que a los hombres. El saber que lo que estaba haciendo era honroso para el Señor le dio fuerzas para sobrellevar aquel ataque del enemigo a su integridad, y permanecer fiel a Dios.


En su carta a los gálatas, el apóstol Pablo deja bien clara su posición en este asunto. Dice Gálatas 1:10: “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.” Al igual que Jorge Whitefield, Pablo estaba más preocupado por agradar a Dios que a los hombres y no encontraba ninguna razón para cambiar. Si estamos sirviendo al Señor con fidelidad, no necesitamos malgastar el tiempo en defendernos cuando se digan cosas duras, hirientes y falsas contra nosotros. Si estamos andando “como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios”, como dice Colosenses 1:10, con toda seguridad la verdad triunfará sobre las falsas acusaciones y las malas intenciones contra nosotros, y el consuelo y la paz de Dios llenarán nuestros corazones.


Debemos tener en cuenta que lo que Dios sabe de nosotros es más importante que lo que la gente diga de nosotros. Por eso debemos siempre actuar de la manera en que Pablo aconsejó a los colosenses en Colosenses 3:23-24: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.” Concentrémonos siempre en agradar al Señor en todo. Del resto se encarga él.


ORACION: Mi bendito Padre celestial, por favor te ruego que me ayudes a hacer todo lo que esté a mi alcance para agradarte siempre a ti, aunque tenga que desagradar a los demás si es necesario. A ti sea siempre la honra y la gloria. En el nombre de Jesús, Amén.



Fuente: http://www.diostehabla.com/diaria.php

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